Un Respiro ... Antes de Partir

2. Borrachera y Tormenta de Emociones

2.
 


Los ricachones caminan todas las mañanas para tonificar el cuerpo y no sé cuántas pendejadas hacen, los pobres lo hacemos por necesidad, por ahorrar unos pesos; bajo ese pensamiento voy yo aquí subiendo ciudad Bolívar, a pie ya que le dije a Sergio que me dejara en la entrada del barrio. Me había ahorrado como 7000 pesos, así que llegué a una tienda y compre dos sobres de shampoo y crema para peinar, mañana le tocaba baño a mi cabello.

Cuando llego a mi pieza, busco con que alimentarme, se supone que debería tener una dieta estricta, pero mi situación económica no da para tanto, así que mi cena es una comida rápida; mañana me haré algo más saludable, me digo

Me pongo a pensar en Sergio el ricachón estafado, ojalá no vuelva a intentar hacer algo en su contra, espero que nos volvamos a encontrar, con ese pensamiento me duermo.

Me desperté con ganas de hacer muchas cosas, logre lavarme el cabello como dios manda, aunque el frío es horrible, tomó el alimentador hacia la inmobiliaria, hay asientos disponibles y pienso que hoy es mi día, hay días que  vamos como sardina en lata.

Llegó temprano a la inmobiliaria y todos me quedan viendo, noto en unas de las oficinas está el cliente que me dejó esperando ayer, esta con otro vendedor, me lleno de rabia y entró a la oficina

- ¿Usted me quedó mal ayer? – mi compañero se sonríe de forma maliciosa y le entrega unos documentos para que los firme –

- El señor no te quedo mal, de acá lo llamaron para que viera mejores opciones ... me haces el favor y sales de la oficina, inoportunas a "mi" cliente – me salgo de la oficina –

La rabia la tenía contenida, el cliente no me da la cara en ningún momento, al salir estoy ahí esperándolos, mi compañero se burla en mi cara por haberme quitado mi cliente, y obviamente la comisión

- Porque eres así, ese era mi cliente y fui hasta Soacha - se ríe –

- Hay que saber perder ... gorda – todos se ríen, siento impotencia y rabia-

- ¡No pues, se creen tan machos por quitarle un cliente a la gorda! ... ¡pendejos todos! – me acerco a él me dijo gorda – pendejo, para lo que te va a durar esa comisión y saben que ... ¡váyanse para puta mierda!

Todos queda viéndome asustados porque Constanza Londoño no es así, es lo más correcto que hay, siempre me quitaban los clientes yo quedaba callada; camino hacia la gerencia y mi jefe esta asombrado, a él también le gritó sus verdades y renunció.

Salgo con mi cheque de liquidación en la mano, me canse de tantos calificativos despectivos hacia mi persona; no tenía nada que perder, ya estaba perdiendo mi vida, así que dejaría atrás los miedos e inseguridades.

Llegó a una entidad bancaria y cambio el cheque que me entregaron en la inmobiliaria, guardo un poco en mi cuenta de ahorros, me quedo con el dinero que le voy a enviar a mis padres y para unos gastos que tengo.

Hablo por teléfono con mi madre y le indico que vaya a buscar un giro de dinero; al pasar por un restaurante me quedo ahí, miro la hora y son más de las 3 de la tarde, quizás lo que tengo es porque nunca le he prestado atención a mi alimentación, pido algo bastante cargado y rico, no sé cuánto tiempo pase dentro del local, al salir me siento más tranquila, ahora no tenía trabajo, pero como me faltaba poco tiempo para partir no me preocupaba nada

Busco un parque para pasar el rato, saco la libreta y me concentro en hacer la lista que quiero hacer, observo a la gente pasear a sus mascotas, otros con sus parejas y otros simplemente están pasando el rato; ya tenía dos ítems en la lista

1: Salvar una vida

2: Emborracharme

Si por extraño que parezca nunca me he emborrachado y nunca lo he intentado porque sabía que soltaría la lengua y diría quién sabe qué locura, además le tenía pánico al qué dirán y pues en estos momentos no me interesa lo que digan.

Bueno es el día escogido para pegarme la emborrachada del siglo, me encontraba en el parque León de Greiff, cerca esta la zona T donde hay muchos bares y discotecas, miro la hora y ya son más de 7 de la noche, camino sin afán y me llama la atención un local con el nombre "Casa de la Cerveza" ese es mi escogido para llevar a cabo el ítem 2 de mi lista.

Empiezo a tomar cerveza por montones, al principio su sabor no me gusto, pero ya cuando iba por la tercera le cogí el gusto, no eran vasos pequeños ellos le llamaban "jirafas" era una cosa de locos, pero aun así me los tome; me trajeron algo para picar, no sé en qué momento pasé a tomar licor fuerte y sabía que era muy fuerte porque me quemaba por donde pasaba.

Desconocía que hora era, dónde estaba y quién era, me sentía en una nebulosa, las ganas de llorar llegaron de forma abrupta, siento unos brazos que me acogen, abro los ojos y la imagen no es nítida, pero mi mente me daba señales que lo conocía, en ese momento perdí contacto con el mundo y todo se volvió negro.

Taladros, explosiones y gente martillando era lo que sentía en mi cabeza, los ojos me pesaban, intento abrirlos y cuando lo logró, detallo el lugar y no lo conozco, es una habitación totalmente blanca, me asusto mucho, me bajo de la cama y me acerco a la puerta y escucho que hay alguien caminando y hablando, me detallo y tengo toda mi ropa en su lugar, llama mi atención el baño y salgo pitada para allá, hago mis necesidades y echo mucha agua en mi rostro, el dolor de cabeza es fuerte, pero más fuerte es el dolor en mis costillas. Tomo mis zapatos y con la cara en alto salgo para ver quien me sacó del bar

- Loquilla ... - volteo y está el ricachón estafado –

- Ay, ricachón estafado – me examina y bufa-

- ¿Qué hacías en ese bar?

- ¿Qué hago aquí? – se sonríe y me entrega un café sin azúcar –

- Pregunte primero y deja de decirme ricachón estafado

- Cumpliendo el ítem 2 de mi lista – le sonrió, niega, se levanta y de la alacena saca como una especie de botiquín –



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En el texto hay: enfermedad, dolor, lista

Editado: 24.08.2022

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