Un Respiro ... Antes de Partir

17. Empeorando

17. Empeorando
 


Se aproximaba el día de la inauguración del restaurante, en 2 días le había comprado una pechera a cebolla y lo habíamos entrenado para que caminara y nos siguiera para todos lados, el sinvergüenza parecía un perro y en menos de nada ya caminaba con su pechera, lo paseamos y todos se admiraban al verlo, él es el invitado especial.

Pero yo no me sentía bien, cada día la palidez es más notoria, sangraba por la nariz cada cuanto, ahora mis encías tambien lo hacían, trataba de mostrar una mejor cara y sonreír, pero me costaba hacerlo porque mi respiración tampoco estaba bien.

Sergio pasaba menos tiempo en el apartamento por el tema de la pizzería, hoy especialmente me siento melancólica, pensando en mi familia, más exactamente en mis hermanos, en como el tiempo nos cambio y nos dejo en un plano desconocido, solamente nos unía la sangre que viajaba por nuestros cuerpos, del resto ... nada.

Egoísmos, resentimientos, discordias era lo que reinaba cuando nos encontrábamos, siempre les seguí la corriente, pensando que así me tomarían en cuenta, pero no, seguía siendo la botellita del gas, por allá apartada y hoy me doy cuenta de que todo eso no sirve de nada, desconozco el poder de la palabra "hermanos" ellos se volvieron unos desconocidos para mí, confió en que la vida los coloque en su lugar.

Luego estaban mis padres, ellos dieron lo mejor de si para que nosotros fuéramos personas de bien, se esforzaron para que estuviéramos unidos y apenas mis hermanos consiguieron pareja, todo cambio, se olvidaron de ellos, pero insisto en que en la vida les dé lo que merecen.

Escucho voces a las afueras del apartamento, como si estuvieran trasteándose, me acerco a la puerta con cebolla en brazos y observo por la mirilla y sí efectivamente una pareja está mudándose al apartamento del frente al de nosotros; suelto a cebolla y me retiro de la puerta y voy hasta la cocina, observo la hora son casi las 2 de la tarde, el tiempo se me había ido sentada en el sofá con cebolla a mi lado y mirando hacia la calle.

Me percate que es la primera vez que no tomo café apenas me levanto de la cama, siento unos arañazos en las piernas volteo a mirar y es cebolla, debe tener hambre porque esta pegado a su tazón y este está vacío, le doy su alimento y me llama la atención una nota debajo de la cafetera, la tomo y la leo

"En mi habitación hay 2 bolsas que son para ti, no quiero reproches, tómalas ... nos vemos a las 4 de la tarde en la dirección que esta abajo"

Pd. Hay una tercera bolsa, esa es para cebolla

Los espero

Sergio
 


Observo el reloj de la cocina y son las 2 de la tarde, camino hasta la habitación de Sergio y siento que el trayecto de la cocina hasta allá, esta mas lejos o yo estoy muy lenta, dejo de pensar en eso y al entrar me encuentro con dos bolsas grandes y 1 pequeña, voy hasta la mas pequeña y la abro, me encuentro con una pechera de dibujos de pizzas, un corbatín y  una placa con la identificación de cebolla.

Dudo en tomar las otras 2 bolsas, cierro los ojos estiro la mano y tomo al azar cualquier bolsa, la tomo y esta algo pesada, me siento en la cama y procedo a abrirla, hay un vestido en tonos amarillos, una chaqueta y unos tenis blancos, observo el vestido, es lindo, pero no para mí, odio los vestidos, la última que me puse un vestido fue para el matrimonio de mi hermano mayor y la verdad no me quiero acordar.

Vuelvo a meter todo en la bolsa y la dejo en la cama, tomo la otra y suspiro porque no quiero otro vestido, con los ojos cerrados saco todo de la bolsa, la coloco en la cama y la toco para sentir la textura de la ropa, al abrir los ojos me topo con un jean, una camiseta blanca, un blazer negro y unos botines, sonrió porque esta bolsa si soy yo.

Dejo la bolsa con el vestido en la habitación de Sergio y salgo para mi habitación, me llevo a cebolla de paso y le coloco su outfit y lo dejo caminar por todo el apartamento; cuando me termino de arreglar me observo en el espejo, sigo siendo yo, pero con ropa elegante, trato de hacer algo con mi palidez, tomo un poco de polvo y rubor y al final me veo presentable.

Al salir del apartamento me encuentro con los nuevos vecinos, una pareja joven de por ahí unos 25 años, nos saludamos y seguí mi camino hasta donde me iba a encontrar con Sergio, me cito en el sector de Quinta Camacho, sector de restaurantes por excelencia.

Tomo un taxi y le doy la dirección al taxista y 30 minutos después estoy al frente de una casona adaptada como restaurante, me quedo embelesada viendo la decoración sutil, pero elegante que tiene, me llama la atención el montón de flores que tiene; estoy tan exhorta que los maullidos de cebolla me sacan del lapsus de apreciación, lo volteo a mirar y está jalando la traílla, Sergio esta a pocos metros de nosotros observándonos con una sonrisa

- Pensé, que venías con el vestido – bufo y camino hasta donde esta él –

- No me gustan los vestidos – se encoje de hombros y se agacha para cargar a cebolla –

- Tambien lo pensé, por eso opten por esas dos opciones – me observo y me sonrió y me enfoco en el lugar -

- Gracias, me veo rara, pero elegante, ni que decir de cebolla, míralo se ve como gato de realeza – se carcajea y me hace señas para que siga hasta el restaurante –

Camino delante de él y nos adentramos en el lugar que por dentro es como si hubiera proyectado mi sueño de pizzería, es exactamente igual como la soñé, una ráfaga de olores y esencias me llegan y me tambaleo, recuerdo que no he comido nada desde ayer, trato sostenerme y unas manos fuertes me acogen

- ¿Constanza, estas bien? – con ojos cerrados, niego – vamos hasta el despacho

Entramos a una estancia alejada del restaurante y me siento en un sofá, trato de abrir los ojos y todo me da vueltas, me traen agua y a sorbos pequeños la voy tomando, mi respiración es irregular así que intento en normalizarla, cuando al fin puedo abrir los ojos, me encuentro con los ojos de Sergio trato de sonreír y lo único que escuchamos es el sonido de mi estómago, se queda viendo mi abdomen



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En el texto hay: enfermedad, dolor, lista

Editado: 24.08.2022

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