Un día a la vez
Llevo 2 días despertándome bastante agitada, con la respiración trabajosa, en este punto accedí a dejar la puerta de mi habitación abierta, trato de levantarme de la cama y a los minutos lo logro, me paso por el espejo y lo que refleja no me gusta, así que hay ensayo como me vería sonriendo, la verdad no esta mal, es fatal, pero me veo graciosa.
El sangrado nasal ya es de todos días y el sabor metálico en mi boca tambien, así que no me sorprende que hoy sea igual. Salgo de la habitación con mucho frio, pero me encuentro con un día soleado, me voy hasta la terraza con cebolla enredado en mis pies y ahí cara al sol logro calentarme un poco.
El sol me sentó muy bien, pero no hay rastro de Sergio por ningún lado, así que voy hasta la cafetera y justo ahí hay una nota, que dice "estaré la mañana y parte de la tarde en la pizzería, ¿almorzamos juntos?" "te espero en la entrada de la plaza de Paloquemao"
Tomo una taza de café y unos panes que están en la alacena, se viene a la mente lo único que no tengo cuadrado, mi funeral. Después de medio desayunar me arreglo y dejándole una ración grande de comida y agua a cebolla, salgo a caminar las calles de Bogotá
Note que caminar a un ritmo normal también se me dificultaba, la presión en el pecho entre mas caminaba más dura se volvía, descanse cuando logre llegar a un sector reconocido por tener varias funerarias, encontré una banca y me senté por un largo rato, cuando la respiración se me regularizo me levante y empecé a observar las funerarias desde afuera, hay algunas muy cutres, al final de la calle me llamo la atención una que se veía muy sencilla, pero guardaba un ambiente tranquilo, sin pensarlo entre y vi que sí, muy tranquila; pregunte por ataúdes, les sorprendió mi pregunta, pero aun así me llevaron a la parte de atrás que da con otra calle, justo ahí tenían exhibidos muchos ataúdes, de todos los precios y calidad.
Todos los trabajadores me miraban extrañados, porque normalmente las personas no salen de compra de ataúdes, pero ahí estaba yo toda emocionada viéndolos. No logre decidirme por ninguno, porque tenía una cita con Sergio y me encontraba sobre la hora, eso sí, deje cuadrado los servicios funerarios.
Tome un taxi hasta la plaza, iba bastante tarde; desde el auto logre ver donde estaba de pie, viendo para todos lados, él no se daba cuenta, pero las chicas a su alrededor no dejaban de mirarlo y él ajeno a todas.
Me baje del taxi y camine hasta donde estaba él, al verme se sonríe y todas chicas me voltearon a mirar como diciendo "uy que gustos" la mire como dejándoles claro "es mío nenas" al llegar a su lado no puede más y estalle en carcajadas, mi mente tenía una historia armada y todo el alrededor cuadraba a la perfección y él con cara de "dime el chisme para reírme y no quedar como un pendejo".
Entramos a la plaza aun riéndome y todos con cara "bueno y ella"
- Constanza dime el chisme para reírme – vuelvo a estallar en carcajadas y lo tomo por el brazo a modo de lazo –
- Justo pensé que me ibas a decir eso – cojo aire porque me está faltando – bueno ... ahora que venia en el taxi te vi desde lejos, todas las chicas te miraban con deseo y lujuria y tu ausente, perdido, mirando al infinito y más acá
- Constanza ... no – me carcajeo –
- Y yo me dije, "bájate con poder" y mi mente se imagino la escena donde ellas me vieron como raro diciendo "uy que gustos" y yo mentalmente les dije "es mío nenas" y justo me miraron como raro y ahí estallé en carcajadas – se sonríe y se queda pensando -
- Bueno ... por el momento soy todo tuyo, Constanza – me atraganto –
- Que no te escuchen puedo dañarte algún amorío por ahí – me queda viendo raro –
- Pidamos el almuerzo mejor
Llegamos hasta uno de los locales que ofrecen almuerzos muy típicos, obviamente pedimos changua, para recordar la primera vez que vine con Sergio y él encantando, conversamos de como la pizzería ha sido un hit, que cada noche ha sido con lleno total, las ventas día tras día se han incrementado.
Después de almorzar fuimos hasta la pizzería, volví a engancharme a él de lazo, sentía que su temperatura corporal era alta, se sentía caliente y yo me sentía fría, aun así, no dije nada, llegamos y nos fuimos directamente a la oficina.
Estando ahí me mostró como les había ido en su primera semana la pizzería y como llevaban la contabilidad de esta
- Porque me muestras todo eso – se acomoda en su silla y se sonríe –
- Quiero que estés al tanto... este es tu idea, tu sueño y nuestro boleto a un mejor vivir – me acerco y lo tomo de la mano y le sonrió –
- Confió en ti ... no es necesario que muestres nada, confió en tu gestión y que vas a llevar la pizzería a ser la mejor del país, pero no es mi boleto, es el tuyo... la vida, el destino o lo que sea te esta concediendo una segunda vez, digamos que un recomenzar
- Constanza ... confió en que habrá tiempo para que veas todo lo que quiero que veas – niego y le sonrió –
- Los milagros no existen, bueno, no de ese modo, lo que nos queda es vivir, un día a la vez – se sonríe y se lleva mis manos a sus labios y los besa, automáticamente me tenso y le jalo mis manos –
- Existen Constanza ... los milagros existen – me sonrió y cambio totalmente de tema-
- Ay ya ... mira – le entrego los papeles de la funeraria y su expresión cambia totalmente – los servicios funerarios están pagos, no te preocuparas de ellos, lo único es que no logre decidirme por un ataúd, te tocara a ti
- Ok
Silencio reino en esa oficina por largo rato, hasta que llego una de las meseras y nos trajo dos tazas de café, así fue como pudimos salir de ese letargo. Decidimos volver a casa, yo quería acostarme un rato, me sentía cansada, agotada, la presión en el pecho a este punto ya era incontrolable, pero no le dije nada a Sergio no quería preocuparlo.