Sergio
"Descontrol"
"Una vida sin descontrol ...no es vida"
S.J
Verla fue un poco complejo, conectada a varias máquinas y con un semblante un poco duro, pero con el paso de los días se fue suavizando, conversando con las enfermeras me comento que en esa condición podría escuchar lo que hablábamos, así que era de vital importancia hablarles.
Así que cada mañana le comentaba lo que pasaba el día anterior, de las travesuras de Cebolla y de cómo el naranjo que había plantado en una maceta, crecía y crecía. Otros días le comentaba de la pizzería y de cómo íbamos creciendo como empresa, había momentos donde los temas se acababan y me queda observándola por mucho tiempo.
Como sugerencia de los doctores, me pidieron que le leyera algún libro que le gustaba, pero no sabia si le gustaba la lectura, así que una tarde en vez de irme hasta el hospital como usualmente hacía, opte por ir hasta el apartamento. Mientras abría la puerta empecé a escuchar maullidos del apartamento de al lado, Cebolla ya me había sentido, así que Julianis la novia de Pablo, lo dejo salir, la salude y cargue a Cebolla y me lo lleve para el apartamento; me fui directo hacia su habitación y empecé a buscar entre sus cosas y había algún libro y efectivamente lo encontré.
Orgullo y prejuicio de la autora Jane Austen, un poco desgastado y viejo, pero completo, se nota que lo había leído varias veces; empecé a leerlo y note porque lo tenía, el libro es romántico, pero con comedia también, digamos que es una comedia romántica, justo lo que leería Constanza.
Volteo hacia la cama y veo que Cebolla está restregándose contra las sabanas y como si jugara con ellas, en ese momento se me ocurre algo, tomo el teléfono y busco una foto de Constanza, de las pocas que logre tomarle sin que se diera cuenta y se la muestro a Cebolla y automáticamente empieza a maullar y a restregarse al teléfono, así que grabo sus maullidos para llevárselos y que lo escuche.
Sali del apartamento con una sonrisa en el rostro, dejé a Cebolla otra vez con Julianis y me fui rumbo al hospital; al llegar las enfermeras me reciben con una sonrisa en el rostro y sin novedades, entro a la habitación y esta todo igual, me acerco a ella y saco el teléfono, una enfermera me dice que es bueno y que podemos saber si hay actividad cerebral, entran varios doctor y le colocan unos parchecitos en la sien y en el cabello a Constanza, y todo lo lograran ver en un pequeño monitor. Me indican que le ponga la grabación de los maullidos de Cebolla, al hacerlo, ellos se miran entre y se sonríen, me indican que lo haga varias veces y en todas ellos miran el monitor y sonreían.
- ¿Qué paso, explíquenme? – me lleva hacia a fuera de la habitación –
- Señor Sergio, Constanza tiene actividad cerebral, ella está ahí escuchando todo, pero no logramos entender porque no despierta – tengo un nudo en la garganta y le sonrió al doctor -
- Ella ... ha pasado por mucho, yo pienso que está tomándose su tiempo – los doctores asienten y me sonríen –
- Sigue hablándole, leyéndole, tu presencia ahí es fundamental
Me regreso a la habitación con la fe intacta y tomo mi mochila y saco el libro, lo huelo, lo beso y lo llevo hasta mi pecho, tomo la silla y me siento lo mas cercano posible
- Loquilla ... me encontré este libro entre tus cosas, disculpa por esculcarlas – trato de respirar y que mi voz se sienta tranquila – veo que te gusta los libros románticos ... hoy leeremos "Orgullo y Prejuicio"
Quiero que despierte y me diga las veces que se lo leyó, me sonrió y empiezo la lectura, toda la noche le leí, descanse para buscar una taza de café y volví a leer, en la madrugada no puede mas y busque el sofá que está en la habitación y me ahí me recosté.
Las enfermeras me despiertan, salgo para ellas trabajen con tranquilidad y mientras yo busco una taza de café, voy hasta la cafetería, pero al pasar por la sala de espera, veo a Pablo conversando con una enfermera, al verme me sonríe y me muestra una mochila que trae, así que me acerco hasta él
- Buenos días, Pablo – se sonríe –
- Buenos días, señor Sergio ... le traje el desayuno – le palmeo la espalda -
- Gracias muchacho - se sonríe -
- Siempre a la orden señor ...
Se va directo a la pizzería y mientras lo veo irse, me pregunto ¿Qué hubiera sido de Constanza y de mí, sí este chico no hubiese aparecido ese día? Quien sabe, el punto es que estuvo y ha estado pegado a mí, pendiente hasta de lo mínimo y en mis manos esta retribuirle todo lo bueno que ha sido con nosotros, lo haré y de la forma que él menos se lo imagina.
Voy hasta la cafetería y pido mi anhelado café y consumo el desayuno que me trajo Pablo, miro por los ventanales y me quedo pensando que necesito más libros para seguir leyéndole a Constanza.
Saco mi teléfono y en el buscador pongo la palabra librerías y busco las que estén mas cerca de mi ubicación, para mi sorpresa hay dos centros comerciales y en cada uno hay librerías, así que ahora mas tarde ir por algunos libros.
Le iban hacer más estudios a Constanza, así que decidí ir hasta el apartamento darme una ducha, consentir un ratito a Cebolla, luego ir hasta la pizzería a ver algunas cosas pendientes y después ir hasta la librería.
De la pizzería salí al medio día, con 4 cajas de pizzas, quería hacerle un detalle a todas las enfermeras que están el piso donde esta Constanza y a los médicos también. Llegue al primer centro comercial y me fui directo para la librería, para mi sorpresa estaba cerrada, así que me marche de ahí y fui al otro centro comercial y ahí si estaba abierta, empecé a ver libros y mas libros no sabía por cual decidirme, así que vi una chica que estaba ensimismada con varios libros y me acerque a ella