Un San Valentin Diferente

Capítulo 7

Sentados en la sala de mi hogar, nos encontramos Maytte y yo en silencio, luego de que dejara de llorar, la invite a pasar a mi departamento que se encuentra un piso arriba del bar.

Esta más tranquila después de que le contara acerca de cómo obtuve el apartamento y el empleo cerca, ha logrado aligerar el ambiente.

––No todos pueden vivir cerca de su trabajo, llámame suertudo pero mis habilidades persuasivas son buenas.

––No lo discuto, Tobías, lo he comprobado.

Asiento, pero no por el hecho de que tenga esa habilidad, si no por el hecho de lograr que accediera a confiar a mí.

––¿Puedo beber una botella de Whisky mientras desnudo mi alma?

¿Cómo puede seguir bebiendo y seguir de pie después de haberse tomado ya una botella y media en el bar?

––¿Segura? las alfombras son un obsequio de mi abuela y temo que, si bebes un poco más, ellas queden perjudicadas.

Ríe antes de levantarse del sofá e irse caminando hacia el mini bar que se encuentra en una esquina del salón.

––Tranquilo, las alfombras de tu abuelita estarán bien––asegura mientras ojea cada una de las botellas ––, además el whisky logra que habla más y piense menos, es como si me volviera más valiente.

Es porque estas borracha Maytte, en ese estado no hay mucho que importe.

Regresa a su lugar con la botella y dos vasos de vidrio, se sienta para luego exhalar e inhalar unas cuantas veces antes de empezar hablar.

––Mi madre nos abandonó cuando tenía 13 años––comienza vertiendo el líquido en los vasos––, le pareció mucho más emociónate irse con un jovencito que quedarse con su hija y su esposo que tanto la amaban.

Sorprendente, la historia no pudo comenzar de mejor manera––que se note mi sarcasmo.

––Papa era el mejor padre del mundo, hacia todo por nosotros hasta jugaba conmigo a pesar de estar cansado después de una jornada larga en el trabajo, nos cocinaba siempre que podía, pero cuando mama se fue, el cambio––ríe sin humor––todo lo que yo hacía le parecía fastidioso: Maytte acaso no sabes que esto no va aquí, Maytte esto no se hace así, porque no dejas de hacer las cosas mal, acaso eres estúpida––dice imitando la voz grave de su padre

–– Al inicio pensé que en verdad no hacia las cosas bien, que era torpe, pero luego hacia las cosas como él me las decía y también le parecía mal––le da un trago a su vaso––Nada absolutamente nada lo alegraba, me levantaba más temprano de lo normal, hacia el desayuno lo más delicioso que podía, hasta llegue a comprar un libro de cocina que después de hacer mis tareas ponía en práctica todo lo que leía, pero mis platos terminaban tirados en el suelo con cristales a su alrededor, me repetía que tal vez no los hice bien que tal vez agregue algo mal pero él ni siquiera les daba un bocado, solo menospreciaba mi comida––vuelve a llenar su vaso––, llegaba tarde a casa, en ocasiones ebrio, otras con amigos del trabajo––una lagrima viaja por su mejilla––Sabes no dormía, por estar al pendiente que llegara a casa, sacaba las mejores notas para que se sintiera orgulloso de su hija pero nada era suficiente para él, yo no era mamá––me mira––No era la mujer a la cual le había entregado su corazón. Él la amaba demasiado, no la había logrado superar.

«Entonces me di cuenta de algo que al tener cierto rasgos parecidos a ella, lo volvía loco tanto que generó una rabia y rencor hacia mí, solo por el simple hecho de tener un parecido.

Decido beberme mi vaso de un tiro, necesito desviar un poco la atención porque me está afectando y siento que aún no me ha contado lo peor.

––Un día no llego, pero sabes quién si apareció…––aprieto las manos en mi regazo, no me está gustando por donde va todo esto–– , su mejor amigo, su jefe, mi padre había tenido el tiempo de contarle sobre mí y no acerca de mi personalidad si no acerca de mi físico––la veo estremecerse––el muy cobarde y asqueroso, aprovechando que estaba sola en casa quiso comprobar con sus propios ojos, si era verdad todo lo que mi padre había dicho ––un sollozo escapa de sus labios.

––Maytte no es...

Levanta una mano interrumpiéndome.

––Sabes además de ir a comprobar con sus ojos también quiso probar si mi piel era tan suave como se veía, tenía 16 años era una niña que no le había hecho daño a nadie, no tenía la culpa de nada cuando fui violada por ese hijo de la gran puta––suelta con odio y asco–– ¿Y sabes que dijo mi padre cuando se enteró? que era la mala suerte que me había tocado vivir por nacer y no solo me expreso todo el amor que sentía por mí con esa frase, sino que tuvo el atrevimiento de amenazarme con echarme de casa sino cumplía con los deseos de ese tipo ¿con sus deseos? Ni que fuera un hada madrina––vuelve a llenar su vaso y el mío––Obviamente me negué, cosa que no le gusto a su jefe. Y ya que estábamos en la temporada de odiemos y hagámosla sentir como una mierda a Maytte…fue ahí cuando llego el primer golpe.

 




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