Ariel me habla mientras escribo esto, es un sínico y descarado, juega conmigo y mis sentimientos pero al igual que Kafka, siempre tiene razón.
- Se la entregarás, la carta, me refiero a si se la darás de frente - murmuró Ariel
- Si, hoy mismo, sé dónde vive...
- Mira el lado positivo, cerrarás el capítulo, o bueno historia, contigo nunca se sabe.
- Si... lo cerraré con esto.
- ¿Vamos por la bici?
- Sí, es un lindo día para usar la bicicleta. Dije seguro y feliz.
Salí, tomé la bicicleta, me monté en ella y en ese momento Ariel volvió a preguntar.
- ¿Nos veremos pronto?
- Claro, siempre estás molestándome... Respondí en modo de burla.
Empecé a pedalear y después de unos cuantos minutos miré a mí alrededor, no sabía dónde estaba ni a donde iba. Con un sentimiento extraño en el pecho, solo pedalee hasta el final de la calle. Todo era desconocido, las calles, las personas, los autos...