Su sumisa por equivocación... ¡Actualizada!
Su sumisa por equivocación
Libro 2 de la Serie Por Equivocación
"En su etapa final"
Capítulo 36 Superando al maestro
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Fragmento:
—¿Alguna vez puedes acatar órdenes y hacer lo que se te dice?
Su mirada impaciente se conecta con la mía, al tiempo que su lengua se desliza por su labio inferior de manera nerviosa.
—Pero si yo no hice nada —responde apresuradamente—, fue esa mujer la que provocó todo Esteban, tú mismo la viste salir del baño como si fuera Cersei Lannister en la caminata de la vergüenza, aunque déjame decirte que esa de vergüenza ni pizca.
Cada vez que abre su boca y suelta tales locuras no sé si azotarla hasta el cansancio por rebelde y peleonera o besarla por ser tan natural y espontánea y por darle a mi vida ese aire de frescura que tanto necesitaba.
―¿Sabes que pueden demandarte por agresión y a mí echarme de esta clínica por permitir que armaras tal escandalo?
Suelta una sonrisa descarada y satisfecha que la hace ver más hermosa y radiante de lo que ya es.
―No lo hará mi doctorcito, sabe bien que si los dos caemos, ella caerá junto a nosotros… es como un pacto de respeto entre delincuentes.
Pero… ¿Qué carajos dice? ¡Dios mío! Definitivamente Nina, será un terrible dolor de cabeza para mí… solo que el más delicioso.
―Escúchame bien pequeña alborotadora ―le digo siseando entre dientes, con la sangre borbollando entre mis arterias, porque todo en ella me calienta intensamente―, ahora serás una buena chica y harás cada maldita cosa que te diga o dejaré tu culo tan azotado que no podrás sentarte en al menos un mes.
Sus ojos se abren extensamente con sorpresa porque sabe bien cómo puedo ser de duro e inflexible, cada vez que me lleva la contraria o comete tales locuras que terminan metiéndola en grandes enredos.
―Yo solo te salvé de esa lagarta ―alega en su defensa―, que solo quería lo que no es de ella ―¿A qué se refiere con esto?―. Además, deberías darme un premio, porque esa vampira quería clavarte sus colmillos y con ella, ni el ajo, ni la cruz te habría funcionado… es de las que se pegan hasta drenarte toda la sangre.
¡Por Dios! Esa boca viperina no se detiene con nada.
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