Descuento activo "Just Enjoy It"
Queridos Devoradores no se pierdan la oportunidad de conocer la historia de Kieran y su pequeña Joy.
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¡No se arrepentirán!
EXTRACTO:
—¿Eres casado? —cuestionó y al notar la decepción en su voz, Kieran dio un paso al frente y negó con su cabeza—. ¿Tienes novia? ¿Una pareja?
Había algo de pena y vergüenza en cada pregunta, convirtiéndola en el espejo de sus años. Sensual, inmadura e incapaz de darse cuenta de la realidad de un hombre como él. Negó a cada pregunta acercándose más hasta que sus manos tomaron la cadera de la jovencita que elevó su rostro para mirarlo profundo. Un poco de la excitación había bajado de aquel cuerpo y resurgía algo más fuera de su personalidad arrolladora ¿dudas?
—Entonces… ¿No te gusto lo suficiente para volver a tener se xo conmigo? —El cuestionamiento sonó más a decreto y Kieran consideró la idea de que aquella jovencita había perdido la capacidad de raciocinio o jamás se había contemplado en un espejo.
Acarició su rostro e hizo lo que hacía años no se permitía, sonrió tierno, sonrió embelesado regalándole a esa pequeña el primer gesto libre de fiereza mientras repasaba sus labios con cautela. Delicado, pero también lleno de temor al verse reflejado un poco, en ese rechazo que parecía estar sintiendo ella.
—Eres endemoniadamente hermosa —aseguró con calma, en un susurro impregnado de dulzura sin abandonar esa media sonrisa. Pero sintió bajo su tacto húmedo, por los labios rozagantes, un dejo de tensión—. Eres una criatura arrolladora… demasiado para un hombre como yo.
De alguna manera esa confesión liberó la rigidez de la joven que de inmediato recuperó la curva insolente de su boca y atrapó sus dedos con los labios, degustándolos con sensualidad.
¿Acaso no había comprendido?
—No lo sentí así anoche… —confesó perversa, llenándose la mirada del rostro de Kieran. Porque así la sentía… sentía que lo devoraba con sus iris mientras se relamía y respiraba denso nuevamente—. Necesito más de un hombre como tú…
Enviciado por cada palabra y los matices eróticos, se abalanzó sobre ella, quien de inmediato brincó hasta encajarse en su cadera y devolverle cada beso famélico y pervertido. Era un placebo para su mente, la droga que su ser necesitaba para olvidarse del hiriente pasado y los prejuicios que lo consumían. Kieran quería fundirse y tatuarse cada palabra de aquella mujercita para tapar las miles que lo habían dañado y con esa necesidad furiosa, arañó con sus dientes sus labios y su delicada barbilla hasta llegar a su cuello. La muchacha se revolvía obscena entre sus brazos, tironeando con la misma violencia de su cabello o guiándolo en el camino que deseaba que recorriera. El oxígeno de ambos fue consumido y la respiración pesada por la adrenalina impúdica, los obligó a mirarse agitados.
—Llévame al sofá… Necesito sentirte… y verte —jadeó mirándolo a los ojos.
Kieran se movió derecho en la semioscuridad hasta que vislumbró el mueble. Su cuerpo ardía con aquella joven que se negaba a bajarse, por lo que optó él sentarse dejándola encastrada aún sobre su pelvis. Ella volvió a besarlo… demandante y presurosa mientras buscaba deshacerse de su ropa metiendo sus manos por debajo del gabán.
—Déjame ayudarte —exclamó al verla lidiar con las prendas.
—No —Kieran detuvo sus manos y se quedó quieto—. Tengo una mejor idea…
Le dejó un beso por demás de húmedo en los labios y se levantó de su cuerpo, y la garganta de Kieran se secó cuando la luz se hizo en aquel espacio. Una luz blanca, que la mostraba completa frente a él sin un gramo de sombra, descubriéndola como una perla perfecta y preciosa frente a sus ojos profanos. Brillaba, caminaba de vuelta hasta el sillón con esa malicia que prometía pecados tras pecados y él, pobre mortal, respiró profundo cuando llegó y clavó sus pies frente a su ser.
—¿Alguna vez se han desnudado para ti? —manifestó. Y él no respondió—. Seguro que sí… pero yo haré que te olvides.
Un universo paralelo, uno en el que el infierno era el paraíso de los hombres menospreciados, un mundo en el que una excelsa y ardiente criatura podía codiciarlo y seducirlo hasta quemarlo en sus llamas… aquella pequeña estaba creando frente a sus ojos y con cada una de sus acciones, palabras, suspiros y miradas… un universo paralelo donde se sentía eso… un hombre.
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