Descuento activo El hijo del Alpha x solo 24 horas
Fragmento
Kennet estaba harto de las mentiras y de tener que lidiar ahora con una manada escondida, y estaba el otro problema: los cambia pieles.
Que por muchos años solamente fueron cuentos para niños, pero que su padre dejó en claro no eran mentiras. Un cambia pieles había decidió vender su alma por poder. Lo peor que podía existir entre los dos mundos, la maldad pura convertida en un ser abominable.
Regresó a las cercanías de la casa principal, donde el ruido de niños corriendo y la risa de Matías lo hizo cambiar el semblante.
—Papá, miren, él es mi papá —señaló con orgullo a los tres niños que venían detrás.
—¿Tienes papá? —cuestionó el más pequeño.
—Mamá dice que la tía Valentina no tenía esposo… —secundó la niña de cabellos negros.
—¡Si tengo! —gritó Matías. Kennet sostuvo su hombro con delicadeza.
—Soy su papá, Kennet —se presentó observándolos duramente.
Los niños salieron corriendo al mismo tiempo que gritaban que Matías tenía un papá.
—Nunca me creyeron —admitió Matías.
—¿Hace falta su consentimiento? —cuestionó Kennet colocándose a su altura.
—No —murmuró —. Mamá siempre dijo que no hiciera caso…
—Porque sabía que algún día vendría —consoló Kennet —. Y le callaríamos la boca a todos.
—¡Sí! Porque yo no soy mentiroso…
—No, Matías, no lo eres.
—Vas a venir a mi pastel, verdad —dijo emocionado.
—Jamás me lo perdería, he venido a eso… a estar contigo —señaló abrazándolo con fuerza.
Valentina observó a lo lejos la interacción entre ellos. El médico acaba de irse, había olvidado por completo que tenían un festejo que realizar. Margarita había entrado asustada a su habitación recordándole que pronto llegaría su tía Rosa y sus primas al pastel de Matías.
El peor momento para tener a la más platicadora del pueblo allí. Pero tendría que lidiar con ello solo por la felicidad de Matías.
—¿Qué te dijo el médico? —cuestionó Josefa entregándole sus medicamentos y un poco de agua.
—Lo de siempre. — Llevó las pastillas a su boca y bebió el agua.
—Que dejes a los hombres trabajar, creo que debes darle la razón. Lo bueno que tus estudios salieron bien —dijo cruzándose del brazo —. Por qué salieron bien, ¿verdad?
—Como siempre —mintió
—Gasta un poco más de palabras, mamacita, que no te cobran. Tendremos una conversación después de que atienda a tu tía y primas.
—Gracias, Josefa —dijo Valentina con sinceridad.
—Iré por el gruñón de don Santiago que ayude en algo, que soporte a su hermanita —comentó riéndose antes de alejarse.
Quería ser, como Josefa en ese momento, verles el lado bueno a las cosas o que le valieran, cualquiera de las opciones era mejor que el nudo en su pecho.
—¿Te sientes mejor? —cuestionó Kennet a unos pasos de ella. No supo en qué momento el hombre lobo se acercó.
—Estoy bien —admitió Valentina. Aunque el dolor no se había ido del todo.
—Lo hice con gusto.
—¿Qué dices?
—Salvarte, no espero un agradecimiento masivo, pero un gracias estaría bien.
—No pedí tu ayuda —dijo con molestia Valentina. Kennet sonrió, ciertamente no iba a doblar las manos esa mujer.
—malinterprete tu grito de dolor…
—¡No grité! Estaba a punto de salir cuando interrumpiste.
—Perdón, te vi en el suelo y no pensé que fuera una técnica de escape muy válida.
—Métase en sus asuntos, señor Holter.
—No, ya me tuteabas, no volvamos atrás —dijo Kennet.
—Así que este es el papá de Matías —declaró su tía Rosa y Valentina tuvo que callar abruptamente.
—Mucho gust…
Kennet ni siquiera terminó de hablar, Rosa le golpeó el rostro con fuerza con el abanico que llevaba en mano, una cachetada que dejó a Valentina asombrada…
—El gusto es mío
1 comentario
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IngresarHola Carmessy, m encanto la Mujer del Alpha, m gustaría saber si no habrá una historia d Kanin o Regn el hijo d Marián y Torden
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