Descuentazo de El Senador
—Alana, no juegues conmigo— Dice Farid, levantando un poco la voz.
—Un momento, me vas bajando el tonito Farid, porque yo no soy tu chacha, si pretendes que esta inútil conversación continúe, entonces compórtate — Espeto molesta.
—¿Es qué me enerva, que trabajes con ese imbécil? — Taylor es mi adversario, es cómo si te hubieras unido a mi enemigo, además tú ni siquiera necesitas, trabajar— Termina diciendo en un tono, que deja claro su molestia.
—¿Qué yo no necesito trabajar?¿Eres idiota o solo practicas? — No todos, tenemos la fortuna de nacer con estrella como tú Harper, que naciste en cuna de oro, otros hemos nacido estrellados y nos toca ir abriéndonos camino, en la vida— ¿Cómo pago mis deudas si no trabajo, Harper?— Digo molesta.
—Tienes suficiente dinero en tu cuenta, para no preocuparte por trabajar en un buen tiempo— Responde furioso.
—¿Dinero de qué o por qué? — Pregunto, desconcertada.
—Por la separación, cuando terminamos, transferí una fuerte cantidad de dinero a tu cuenta—¿Acaso no revisas tu cuenta bancaria? — Dice serio.
—¿Estás bromeando, verdad? — Dime que, en verdad no hiciste eso Farid, dime que no me indemnizaste por botarme de tu lado, como un trasto viejo, dime que no te atreviste a ponerle precio al dolor y a la humillación, que me hiciste sentir, cuando prácticamente me echaste, de la que era nuestra casa— Por favor, dime que est es una maldita broma Farid Harper.
—Alana yo…
—¿Tú qué idiota?¿Qué creíste? — En serio crees, que el amor o el dolor tienen precio o fue acaso que lo hiciste para calmar tu me aculpa, porque te diste cuenta, que te portaste conmigo, como un perfecto y vil patán— Pues sabes qué, Harper. Puedes agarrar tu maldito dinero y metértelo, por donde te quepa, porque esta que esta aquí, no necesita de tu plata, yo puedo sola y te lo voy a demostrar.
—muñeca por fa…
—Múñeca una mierda, Farid— Te pasaste de imbécil, hazme el favor y sal de mi casa, de mi vista, de mi vida, muérete o desaparécete, que se yo, pero multiplícate por cero y no te vuelvas a parar frente a mí, porque te juro que te vuelvo occiso— Digo en un tono de voz amenazante.
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