Vaqueras bellas y salvajes
Hola, quiero invitarte a leer la historia de un vaquero, llamado Elmer que por su fealdad piensa que no lo pueden amar, y está muy lejos de eso. Ven y disfruta de la odisea de este hombre y su ardiente Josefa.
“A paso lento llegaron al rancho el Amanecer y en la puerta de la gran casa de madera y Elmer vio el cuadro y frunció el ceño.
Llevaba horas esperando al inseminador y este no llegaba y está molesto por el incumplimiento.
—¿Qué te pasó? — le preguntó a su hermano menor al verlo lleno de barro – ¿te conseguiste un polvo en el barro? — dijo de manera grosera.
Los ojos grises de Elmer miraron a la mujer y esta era realmente bella. Tenía el rostro sonrojado por el calor. Sus ojos eran color miel y estaban bordados por gruesas y tupidas pestañas. Sus labios carnosos y rojos, pero no por el labial sino por ella se los estaban mordiendo. Sus cabellos negros estaban reburujados recogidos en un moño alto. Por eso Elmer pensó que estaban follando en el campo.
—¿No tienes un buen lugar para llevar a tú conquista que ponerte a rastrojear en los montes? — dijo con rudeza Elmer
Elías bajo y solo río.
— ¡Vaya!, ¿qué te dio María en el desayuno? — preguntó con burla — cascabel con alacrán, porque te hizo daño.
Elmer miró a la mujer y como su hermano la ayudaba a bajar del caballo.
—Buenos días— dijo la mujer sin dejar de mirarlo a los ojos. Desde que lo vio le chocó. Era feo y para colmo grosero.
—Soy Josefa Madrigal, mucho gusto — presentó con su voz cortante— lamento llegar tarde.
Elmer frunció el ceño confundido.
—Mucho gusto— le dijo y tomó la mano de la mujer y esta lo apretó con fuerza— dígale a mi hermano que le dé una buena atención.
Elías solo arqueo una ceja haciéndolo ver mucho más atractivo.
La mujer miró a Elías y torció la boca.
—Yo no sé quién es este hombre— dijo la mujer molesta y señaló con la mano a Elías que solo reía. Al parecer a su hermano le había llegado una buena contendora — yo vine aquí por trabajo y no soy una cualquiera que me rastrojeó en los montes. Si dado el caso me gusta follar lo hago en una buena cama.
Elmer la miró sorprendido e intrigado.
— ¿Un trabajo? ¿En dónde? — insistió el vaquero mirando a la bella mujer.
—En el rancho El Amanecer— dijo la mujer muy seria— ya le dije soy Josefa Madrigal— recalcó la mujer. La chica había tenido una serie de problemas con su jefe porque le dijo que no era mujer para ese tipo de trabajo y la humilló de manera que la hizo sentir inferior con respecto a sus compañeros, dando a entender que ella había alcanzado a llegar hasta donde estaba por abrir las piernas. Por eso iba a demostrarle a su jefe y a cualquier hombre que una mujer puede trabajar sin necesidad de prostituirse.
— ¿Madrigal? ¿El hombre que va a hacer las inseminaciones? — preguntó Elmer con el ceño fruncido. La cara de Elmer era todo un poema.
Los ojos miel lo observan con detalle. Si tal vez no sea atractivo, pero él tiene un algo que le hace que la sangre le hierve. ¿De rabia o de excitación?”
https://booknet.com/es/book/los-navarro-1-elmer-el-feo-b419821
Ven y disfruta de una historia fresca y muy…muy tranquila.
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