Te recomiendo esta historia.
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Mis hermosas, les traigo esta increíble historia.
FRAGMENTO
—Hola —me dice con esa sonrisa bonita que tiene.
—¿Qué hace aquí?, ¿sigue perdido? —indago sin dejarlo pasar. «¿Cómo llegó hasta el balcón?»
—Sí, bueno yo… —Siento que me observa con extrema fijación—. ¿Usas pijama normal?
—¿Qué?, ¿cómo? —inquiero.
—Es que pensé que…
—Qué dormía con uniforme —completo. No es la primera vez que alguien me pregunta con qué ropa duermen las monjas—. Somos mujeres normales, que usan pijamas como cualquier persona —aclaro.
—No, tú no eres como cualquier persona, tú eres un ángel, mi ángel —dice empleando un tono de voz que me inquieta y turba tanto.
—Váyase, váyase de aquí —ordeno al oír sus palabras. No sé qué hacer ni qué decir, su presencia me afecta de una manera que no puedo explicar. Intento cerrar la puerta, pero él tiene la punta de su zapato puesta en la tranquera.
—Solo quiero decirte que… Quiero ser tu amigo.
—Váyase o grito —empujo la puerta elevando la voz.
—No quiero incomodarte solo…
—¡Aléjate Satanás! —expresó y solo ahí quita el pie de la puerta, por lo que logro cerrarla.
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