Río Revuelto en sus capitulo finales
—Estarán bien, cariño—dice Trevor acariciando mi mejilla—. ¿Tú estarás bien? Dime.
Dejo que me envuelva en sus brazos sin sentirme estúpida por ser vulnerable. Usualmente mantengo el porte pero estoy sensible y a la vez tan segura en los brazos de Trevor que levanto mi mirada y le expreso lo que siento.
—Las extrañaré, sabes. No sé qué haré sin ellas.
Trevor me acaricia la mejilla y sus ojos verdes botella me miran con infinita ternura. Acerca sus labios y me besa muy suave, luego besa el camino que las lágrimas han recorrido en mis mejillas provocándome una linda sensación en la boca del estómago que se asemeja al aleteo de una mariposa. Y cuando se separa dejando su frente contra la mía, dice:
—Tal vez es momento de que pensemos en nosotros, Ei. Es momento de que pasemos más tiempo juntos y te quedes en mi casa más que noches robadas. Estoy cansado de inventarle excusas a tu padre. Ya viste que él y Darel aceptaron nuestra relación.
Me echo para atrás porque todo se está volviendo muy serio entre nosotros.
—Hey, relájate, vaquero. No hay que ir rápido.
—¿Crees que voy rápido, Ei, cuando nos conocemos de toda la vida? Joder, mujer, si solo te estoy pidiendo que salgamos y te quedes a dormir en mi casa más dos días a la semana. Y los fines de semana los quiero para mí. Podemos hacer, tú sabes, cosas de parejas. Hasta ahora nuestra relación se ha basado en el rancho pero quiero que cambie.
Trevor ha puesto los brazos en jarra y sé que no está bromeando. Lo miro de reojo mientras suelto un silbido.
—Caray, siempre te creí del tipo que no se tomaba las relaciones en serio.
—He tenidos algunas novias y sé comportarme—dice mientras se acomoda el sombrero pero luego achica los ojos y me señala, mosqueado—. Aunque tú creyeras que era un pulpo libidinoso capaz de seducirte después de haberme revolcado con tu hermana; yo tengo mis valores.
—¡Y dale con eso! ¿Cuántas veces he de decirte que es culpa de Narel? Me hizo creer que tú y ella hacían marranadas.
—No me importa, me molesta que lo hayas pensado. Y cuando vea a tu hermana se le diré; no comprendo cómo puede ser tan bonita y a la vez tan venenosa.
Yo también pongo los brazos en jarra y sacando pecho, replico igual de mosqueada:
—¿Era necesario que me recordaras que la estúpida de Narel es más bonita que yo?
Trevor engancha sus dedos a mis trabillas y me jala hacia él pegando nuestros cuerpos.
—¿Quién ha dicho que ella es más bonita que tú? Dime, para matarlo. Con esa piel de caramelo que provoca lamerte de pies a cabeza—susurra recorriendo con su lengua mi mandíbula hasta llegar al lóbulo de la oreja y rematar con un beso—. Eres mi princesa Kiori.
Suelto una risita porque tanto las caricias como el susurro me han provocado cosquillas y le doy un manotazo a Trevor para apartarlo… aunque no dejo sonreír.
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