Epílogo, ahora siii, a leer de corrido!!!
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#humor, #diferencia de edades #superación.
Me arrimo a las tumbonas y veo a Maira sonreír mirando hacia la pileta.
Rocco está siendo ahogado por Nel, y trata de sacársela de encima, me siento al lado de mi Angelita y me quedo embelesado viéndola mientras estoy oyendo su armoniosa risa.
—Perdón que te moleste, pero me gustaría hablar contigo. —Debo dejarle en claro mis intenciones antes de irme. Deja de reír y me mira atenta.
—¿Qué pasa? —Su seriedad me congela, aunque no pienso retroceder.
—Ya te diste cuenta de que me gustas y mucho, tu argumento sobre nuestra diferencia de edades para mí no es importante mientras me hagas sentir así. —Señalo a mi hermano—. Nunca tuve novia, y el sex# lo compro para no obtener problemas de pollera, a la única mujer que amo es a Luz, mi nana y ahora adoro a Nel.
—¿Eso quiere decir que quieres empezar una relación conmigo? —inquiere incrédula—. Lo de las mujeres te creo, no tienes ni un poco de tacto para enamorarlas y para mí, esa diferencia de años si significa mucho. Tú tienes veintisiete y yo treinta y siete, por lo cual, perderías diez años de vida junto a mí y no lo voy a permitir. Perdón, pero no te ilusiones conmigo. —Sabía que a la primera se negaría, veremos qué pasa con el tiempo.
—Eso lo veremos, no pienso darme por vencido. —Me levanto y me voy, necesito drenar mi mala suerte.
Preparo mi equipaje para volver a España, no puedo sacarme a esa mujer de la cabeza y con la idea que me dio mi nana, entro al coche donde me están esperando mi hermano más esa hermosa princesita.
Al llegar justo a tiempo al aeropuerto, ya que me están llamando, me meto en la parte trasera del auto mientras los tórtolos sacan las cosas del maletero. Una vez allí, tomo a Maira por la nuca y la beso como lo deseaba desde que la vi. Ella no se resiste y nos comemos con devoción mientras nuestros dientes chocan y nuestras cabezas se mueven encontrando la mejor posición, muerdo su labio con algo de fuerza y me separo abruptamente de ella, saliendo del auto.
Después de salir, me vuelvo para decirle:
—Eso fue para que me extrañes. —Mientras se toca los labios, las carcajadas de los tórtolos se oyen desde afuera, eso hace que su rostro se acalore y es peor cuando le digo con burla—: Solo tengo una pregunta. ¿Tu miedo ante lo que podamos tener es que no resistas lo que te pueda hacer? Nunca te creí una cobarde.
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