Casado con un demonio de mujer primer capítulo
Fragmento
Joselyn estaba bajando la escalera cuando una de las muchas de servicio la llamo.
—Señora, Joselyn—llamo Nora la atención de la ahora rubia, puesto que había cambiado el color de su cabello para no tener nada en común con Patty
Joselyn rodó los ojos, odiaba cuando alguien la distraía o le hacia perder su tiempo cuando ella quería sexo.
—Dime, Nora—respondió, fría como siempre
La rubia andaba un poco rápida, puesto que hoy volvería ver a su antiguo profesor, que viajo desde muy lejos a petición suya, solo para darle un buen sexo.
Jose tenia planeado torturarlo primero, y luego obligarlo a hacerle las cosas mas cochina, a su cuerpo.
La rubia era de gustos estrabagantes. Ella era y es insaciable. Cruel en la intimidad.
Le gusta el sexo duró... entre otras cosas.
Eso su profesor lo sabía y por ellos era que estaba tan obsesionado con la rubia.
— Dile que no estoy—, sentenció la rubia, dispuesta a irse, al encuentro de su profesor, ya que estaba arta de los campesinos. Puesto que ella consideraba unos idiotas, porque no sabían darle el placer que ella demandaba, ni siquiera una buena mamada a su coño. Y rso la tenia irritada, ya que ella queria que le dieran una buena lamida. Que le sacaran todo ese queso que se le hubo acumulado en su coño, durante todos los dias que ha estado en aquella acienda recluida.
—No puedo señora, porque esta en la puerta. Y el caballero exige hablar con usted. Dice que no se ira hasta que no lo atienda —comunico la amas de llaves a la rubia, la cual alzo las cejas.
La rubia rodó los ojos
¿Quien querría hablar con ella, si casi nadie la conoce en aquel lugar? No podría ser su profesor, ya que hablo con él, no hace dos segundo acordando encontrarse en el hotel.
—Y ¿quien es?—cuestiono la rubia, sin poder ocultar su intriga.
—Me dijo que no se lo digiera, que usted al verlo lo reconocería inmediatamente—le informó ella.
—Está bien, Nora—dijo seca—, ahora voy a recibir a esa persona y de ahí me voy. Si mi padre me procura dile que salí a hacer unas diligencias personales, que volveré pronto.
La rubia tomó sus llaves de su auto en las manos, —Averiguaría quien era, luego, se iba a deshacer, de quién fuera que la estuviera esperado, lo antes posible.
Necesitaba un buen revolcón.
Salió al encuentro de aquella persona sin pensar, que todo su pasado pasaría frete a ella, en un abrí y serrar de ojos.
Joselyn palideció al ver de quién se trataba. Él estaba sonriendo como todo buen seductor, gesto que le encendió la sangre de un solo golpe.
Él, el mismo hombre que la convirtió en la hija del mismo diablo, estaba en ese momento frente a ella como si nada, pero si creía que le iba a afectar su presencia, estaba loco.
Pero ¿Que hacía él allí?
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