¡Recomendación!
El espejo de su baño lo recibió y mientras intentaba refrescar su rostro, halló en cada uno de sus rasgos las miles de imperfecciones que solo él veía. Se contempló con od!o una vez más, se detalló a sí mismo con repulsión, percibiendo como subía por su garganta el amargo sabor de una vida eternamente infeliz… ese sabor que regresaba para gobernarlo. Parecía que ese… ese que lo miraba con desprecio, sonreía triunfal como si hubiera esperado verlo regresar vencido para od!arse. No lo había pensado hasta ese instante… desde que Joy había irrumpido en su vida, poco se había contemplado para menospreciarse y cuando lo había hecho, ese Kieran lleno de aversión no estuvo.
—No vas a acabar conmigo —pronunció con asco clavándose la mirada—. Voy a darte toda una vida para que me od!es…
Era un hombre, era un adulto, ya no era el jovencito completamente enamorado que había querido acabar con su vida. Kieran había comprendido, solo, y tras demasiados estados de autoflagelación que lo empujaron hasta casi tocar la mverte… que nadie lo ayudaría y mucho menos lo amaría. ¿Cómo se había olvidado de eso?
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