A la distancia

Los titulares de Londres acaban de hacer un anuncio: ¡En la mansión Belmonte la señorita Laia Belmonte necesitaba una institutriz capaz de meter en cintura sus malos modos!
Aquello causó una terrible conmoción en la alta sociedad londinense, sobre todo para su padre, quien se hallaba al borde de un colapso nervioso a causa de los múltiples desplantes de su hija, y un sinfín de escándalos que venían pisándole los talones desde que aprendió a peinarse sola. Asidos a ello, sus consultores le aconsejaron que no se desmintiera el rumor, puesto que creían beneficioso un poco de mano dura en la arisca y caprichosa jovencita.
Pero lo que ellos no sabían era que Laia tenía otros planes, lo que ella en realidad necesitaba era un esposo, ¡y sabía exactamente dónde conseguirlo!...