Coeficiente de Fiabilidad

Nunca he sido fanática de los deportes. Es más, todos los deportistas me recuerdan a traidores, para quienes las ambiciones son más valiosas que su propia familia. Mi padre es así. No es de extrañar que no nos hayamos visto en más de diez años.

¡Y ahora atención! Pregunta: ¿cómo es posible que haya terminado en el pueblo de Frostgate, el corazón del hockey canadiense, donde incluso un bebé sabe lo que es un disco y un palo? Y ya que estamos jugando a este concurso, aquí va otra pregunta: ¿cómo es posible que ahora viva con ese mismo padre traidor y me escape a escondidas a una cita con uno de sus jugadores?

Me temo que la respuesta es obvia: estoy buscando desesperadamente razones para volver a casa con el corazón roto.