El sol no sabe dejar de brillar

Con un pasado lleno de malas experiencias, Ismael no busca enamorarse ni volver a tener una relación. Su vida mantiene una rutina monótona en la que se encuentra cómodo y seguro; hasta que el destino decide algo diferente para él. De forma inesperada llega alguien a su trabajo que le despierta interés y roba suspiros, con quien coquetea inocentemente cuando nadie está mirando. Alan es el nuevo empleado de limpieza, joven y despreocupado, que decide responder a la atención de su admirador a pesar de la diferencia de edad, creyendo que no sucederá nada más allá de una aventura casual.
Aunque poco tienen en común, este encuentro le muestra a Ismael que las tristezas del pasado pueden superarse y que el deseo de avanzar a veces llega sin buscarlo.