Inevitable

Todo lo que rodeaba a Rochelle Leblack, era inevitable.
Era inevitable mirarla. Cada vez que pasaba por mi lado, automáticamente direccionaba mi mirada para apreciar su andar.
Era inevitable desear sus labios pintados de rojo intenso. Me resultaba imposible ignorar su boca cuando hablaba, sentía una imperiosa necesidad de saborearlos.
Era inevitable querer tocarla. A kilómetros se notaba la hermosa piel que tenía. Tuve la suerte de experimentar con mis propias manos lo suave que era.
Fue inevitable enamorarme de ella.
Sabía que Rochelle no era para mí, pero qué bien me sentía cuando estaba junto a ella.
Ella era mi jefa y yo uno más de sus empleados, pero ambos sabíamos que lo nuestro no se podía evitar.