Ladrona de sonrisas

El odio, ese sentimiento mortifero, atormentaba su alma desde hacia años, los mismos que había gastado inutilmente intentando descifrar el por qué de su existencia. Odio hacia si mismo, hacia lo que significaba una vida sin proposito. El mundo era demasiado cruel, sus tiempos de reflexión le habían mostrado lo que para muchos permanecía oculto, que el ser humano sólo existía para eventualmente morir, tarde o temprano... a veces cuestionaba si tenía el valor para acortar la espera hacia aquel irremediable destino. Se sentía imperfecto y dañado, pero aunque se odiaba con todas sus fuerzas, tambien era consciente de que se amaba a si mismo con amor enfermizo y de que nadie mas podría amarlo con tal intensidad. Estaba perdido, y lo disfrutaba.
Ella no vino a salvarlo, solo buscaba compañia.