Mentira verdadera

– ¿Almorzamos juntos?
– No, – respondo. – Me pareció que ayer te dejé claro que ese tipo de aventuras no me interesan.
– ¿Por qué piensas que es una aventura? – frunce el ceño.
– Somos demasiado diferentes, Timur. Sé muy bien que te atraen otras chicas, y no entiendo qué quieres de mí. Si esto es solo un juego, deténlo ahora. No quiero ser un juguete. Es demasiado cruel.
– No es un juego. Eres interesante, Olya. ¿Por qué no piensas que realmente puedes gustarme?
– Porque no estoy ciega y sé perfectamente qué tipo de mujeres te gustan. Definitivamente no son como yo. ¡Tengo que volver al trabajo! – digo, y quiero sentarme en la silla, pero inesperadamente Timur me agarra del brazo y hace algo que me deja sin aliento. Me besa bruscamente y con fuerza, sin darme la oportunidad de escapar.