No todo es lo que parece

Éramos él y yo contra el mundo... pero, la felicidad nos duró poco, pues de un segundo a otro, mientras compartíamos y brindábamos, todos en la calle comenzaron a gritar desesperadamente, corrían de un lado a otro, los carros ya no tenían control; muchos chocaron y se volcaron. Nos tomamos de la mano y corrimos también sin parar, pero ya nuestro mundo, era un completo caos.