Roberto corría, las piernas le ardían, el corazón le latía desbocado, pero seguía, mientras sus lágrimas eran llevadas por el viento. Mientras que Beatrice se abrazaba a sí misma y con el mentón en sus propias rodillas lloraba por el amor que no quería luchar con ella, ni por ella.
Lo que ...
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En proceso: 03 Feb
87 pág.