7 Vidas

Capítulo 1: Vive.

Antes de comenzar con esta triste historia que están por leer, primero he de narrarles lo primero que sucedió. (Como puede suponerse…)

Recuerdo que era un 5 de agosto, el día estaba lluvioso y una gatita de aspecto ligeramente sucio, que se iba limpiando conforme su cuerpo pasaba más y más tiempo en la lluvia corría a resguardarse. En cada sitio que intentaba entrar personas la echaban amenazándola y algunos sin mirarla (pues no se percataban de su presencia) cerraban sus puertas lo que le impedía entrar a algún lugar para que la lluvia no le mojara su cuerpo. Algo que no he mencionado es que esta gata estaba preñada y su momento de dar a luz estaba demasiado próximo… Ella con dolores corría, sabía que si sus pequeños nacían en un entorno así morirían sin lugar a dudas, algo que no quería; fue hasta bastante tiempo después que logró ver a lo lejos en un parque un árbol cuyo suelo se encontraba básicamente seco, el follaje de este árbol era tan basto que cubría perfectamente todo el entorno bajo sus hojas del agua y esta gata no dudo un segundo antes de llegar al sitio para tener a sus crías; lamentablemente no todo lo que brilla es oro, el clima estaba demasiado frio y ella se encontraba demasiado cansada, su parto no iría bien, aunque es algo que ella no sabía. El momento llego y los dolores se hicieron más fuertes, de su cuerpo comenzaron a salir gatitos recién nacidos aunque lamentablemente ninguno de ellos con vida, 3 salieron pero al momento de salir el cuarto algo se sintió diferente, ¡Este se encontraba moviéndose! La gata al ver que el cuarto (y ultimo) de sus pequeños podría sobrevivir hizo hasta lo imposible para que todo saliera bien, y por fortuna así fue.

De su cuerpo salió un pequeño gatito de color negro con ojos amarillos, por causa del frio se resguardo en el cuerpo de su madre quien lo acogió con ternura y a falta de opciones simplemente espero bajo la sombra de ese árbol a que la lluvia menguara. Ella como madre primeriza miraba a su pequeño con amor y miedo, “¿Qué haré?” Se preguntaba, su vida actual no le permitía cuidar de un pequeño y las probabilidades de perderlo teniéndolo a su lado eran más grandes que las probabilidades de perderlo estando lejos de ella, por lo que con su corazón roto decidió llevarlo a una casa de humanos donde con suerte podrían acogerlo y protegerlo de una forma que ella no podría…

Su hijo recién nacido no podría entenderle, pero aun así ella con voz dolora y rota le dijo:

  • Mi pequeño… No te conozco más que por menos de dos minutos, y no hay cosa que no haría por lograr que vivas… - Con su pata acaricio su cabeza y lamio sus orejas, parpadeando lentamente. – Que te quedes conmigo puede significar que mueras… Y alejarte de mí es más seguro que signifique que vivas, no quiero hacerlo pues si lo hago estará arrancando un pedazo de mi alma, pero prefiero arrancarlo a dejarlo perecer. Hoy eres muy pequeño y aunque me has visto no sabes quién soy, por lo que probablemente no te dolerá no verme más… Solo espero que en algún futuro cuando regrese a mirarte puedas recordarme… Perdóname.

Las próximas 3 horas esa gata, madre primeriza permaneció abrazada de su cría intentando darle todo el amor que podría pues sería la última vez que se verían… La lluvia terminó y cargándolo en su hocico lo llevo al interior de la ciudad, buscando una casa donde ella pensara que su pequeño estaría a salvo, al tener tantos años como gata callejera sabía que en el mundo existían humanos de tres tipos: Indiferentes, amables y terribles… Sospecho que no debo mencionar con qué clase de humano ella quería llevar a su hijo recién nacido.

Mientras caminaba por las calles notó algo, su olfato, audición y “sentidos de gato” le indicaban algo, “¡Por allá!” le decían sus sentidos, “¡Tu hijo es necesario allá!” repetían incansablemente, ella confundida y curiosa decidió hacer caso a sus sentimientos y avanzo hacia aquel lugar donde sus sentidos la llevarían, termino llegando a una casa diferente a las demás, todas eran color gris y está en concreto era blanca con una puerta adornada de colores vividos y lindos y un gran tapete que en idioma humano significaría: “Sean todos bienvenidos”; no eran los colores, la casa o el tapete lo que le llamaba la atención de esta casa, sino algo diferente. Esta casa se sentía como si estuviera perdiendo algo, una luz de vida donde la luz que emanaba su hijo encajaba, parecía estar destinado a llegar a ese hogar, sus sentidos le gritaban que ahí era y su vista la convencía cada segundo que pasaba. “Es aquí.”

Dejo a su pequeño en la puerta principal y sin poder dejar de mirarlo, avanzo hacia atrás, ese pequeño gatito simplemente miraba como su madre se alejaba, pero no intentaba acercarse a ella.

  • Quizás me entendiste… - Decía la madre dolida. – No olvides que una parte de mí siempre estará junto a ti, y si la vida y el destino me lo permiten te volveré a encontrar…

Tras esta última palabra su madre se ocultó entre los arbustos y la puerta se abrió, el gatito giró la cabeza mirando a una criatura gigantesca que lo miraba fijamente a él, pero no sintió miedo, de hecho le sostuvo la mirada y cuando este personaje intento tomarlo lo permitió.

  • Mira amor. – Dijo aquel sujeto en idioma humano, a lo que otro ser muy parecido a él salió también por la puerta mirándolo y acariciándolo. - ¿Crees que a Camila le guste?
  • ¡Es hermoso! – Respondió aquella persona. – Espero, nuestra hija necesita un compañero y si él se presentó ante nosotros, creo que están destinados a estar juntos.

El pequeño gato negro únicamente miraba como estas personas hablaban entre ellos y giro su cabeza una vez más hacia atrás, pero su madre ya no podía verse más…



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En el texto hay: gatos, suspenso, dolor

Editado: 28.05.2021

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