7 Vidas

Capítulo 6: Déjame vivir.

Estaba realmente asustado, nunca había nadado antes y no se como es posible que haya podido lograrlo, quizás esta impreso en mis institos desde el dia que naci; pero fuera de eso lo que más me preocupaba era que aquella pequeña gigante se preocupara por mi y que volviera a ser aquella niña triste y retraida que era… Supuse que lo mejor era proteger tanto a mi mismo, como la flor que queria regalarle con mi propia vida. Solo espero no perderla…

El agua termino por llevarme hacia debajo de la calle y como mi cuerpo era pequeño el agua me trago en una alcantarilla, una vez dentro fui arrastrado por la corriente por unas tuberías afortunadamente grandes, fue un tiempo muy corto pero por tanto miedo que sentia sentí que todo eso había durado años. Al final del recorrido el agua me llevo hacia una tubería que era muy angosta, pude verla justo antes de que fuera demasiado tarde y con ayuda de mis patas me agarre de unos pequeños bordes que sobresalían de esa tubería lo que me ayudaría a no ingresar allí, porque si lo hacia seguramente terminaría muriendo, el sitio era demasiado angosto y por toda esa cantidad de agua no creo que pueda sobrevivir... Lamentablemente estaba solo y el agua no terminaba de llegar, la fuerza de mis patas estaba cada vez más baja y el agua con el pasar del tiempo se volvia más fuerte, asi que termine siendo vencido, el agua me arrastro dentro y me atoré dentro de la tubería, no podía hacer nada, si intentaba moverme era completamente en vano, lo único “bueno” es que mi cabeza quedo hacia dentro y mi cuerpo tapo por completo la tubería, frenando asi el agua que ingresaba y propiciando que la que ya estaba dentro continuara su movimiento creando una especie de espacio donde el aire podía ser respirado, pero dolia… dolia demasiado. La presión del agua por el lado posterior empujaba mi cuerpo y la dureza de la tubería lo frenaba, mi cuerpo instintivamente aplicaba fuerza para intentar aguantar esta posición pero justo como sucedió con mis patas anteriormente termine por ser vencido y aunque esto suene mal, en realidad fue lo mejor pues al aflojar mi cuerpo a causa de estar exhausto le ayudo al mismo a que el agua lo empujase con facilidad por la tubería y avanzar sobre ella.

Despues de varios minutos más, el final del recorrido podía verse, la tubería terminaba y antes de darme cuenta estaba cayendo hacia un pequeño estanque recubierto por concreto y por arriba de mi mucha agua caia junto conmigo, lo primero fue resistir el golpe de la caída de quizás 3 metros de alto y posteriormente el golpe de toda aquella agua que me empujaba hacia el fondo de ese pequeño estanque, a la orilla del mismo había unas escaleras por las que pude agarrarme y con ellas impulsarme para subir hasta donde pude agarrar aire, estaba todo oscuro hacia mucho frio y estaba completamente solo sin saber siquiera en que lugar me encontraba.

  • ¡Ayuda! – Gritaba sin parar esperando que alguien pudiera ayudarme…

Pero como dije antes: “Estaba solo” A la izquierda de donde yo estaba logre ver un pasadizo de buen tamaño, subi más las escaleras y brinque hacia ese lugar, una vez en “tierra firme” me sacudi y sin más remedio quise caminar por ese lugar.

  • ¡Espera! – Me dije a mi mismo. - ¿Dónde esta aquella flor?

Despues de esa horrible travecia la olvide por completo y no queria perderla, regrese en mis pasos (que no habían sido muchos) y volvi a mirar aquel pequeño estanque una vez más con la esperanza de ver esa flor para sacarla y llevarla conmigo, al asomarme al fondo solo pude ver algunos petalos de ella regados por el agua y que desaparecían conforme los segundos transcurrian.

  • Lo lamento pequeña gigante… - Pensaba en voz alta, pues mi regalo se había perdido y a estas alturas seguramente ella ya sabría que yo me había ido.

Avance con mi mente dando vueltas a lo que ella estaría haciendo en su casa, esperando que no se diera cuenta aun de que yo me fui, pues el simple hecho de pensar que estaba triste me lastimaba mi corazón. El camino era largo, este sitio aunque afortunadamente no tiene mucha agua es muy frio y desolado, nunca me había sentido tan solo como ahora ni tenido tanta hambre como en este momento, llego un momento donde el camino se dividia en dos partes una que iba a la izquierda y por la cual transcurría poca más agua y otra a la derecha donde el agua era curiosamente menor, pensé que seria mejor ir hacia donde el agua era menor y parece ser que por una vez tuve una buena idea; varios metros más delante una pequeña luz encandilo mis ojos, emocionado porque pensé que podria ser una salida corri enérgicamente y mi emocion se fue al suelo al ver que simplemente era otro sitio de gran tamaño con un pequeño foco en una parte del mismo.

  • ¿Qué tenemos aqui? – Dijo una voz por el lugar. – Uno de tu especie en territorio de la nuestra, es irónico.
  • ¿Quién es? – Pregunté temeroso, pues no identificaba la voz o su procedencia.
  • ¿Quién soy? – Agregó y comenzo a reir. - ¡JAJAJA!, más bien querras preguntar, ¿qué soy? Y antes de que lo hagas permíteme mostrártelo.

Por la parte más arriba de este lugar una rata enorme salio mostrando su atemorizante figura, ella estaba en un estado lamentable, tenia muchas cicatrices por todo su cuerpo, especialmente en su rostro y su cola no se encontraba completa, tenia varias partes mordisqueadas y lastimadas.

  • Ahora dime. – Preguntó la rata. - ¿por qué habría de permitir que uno de tu especie permanezca con vida? – Suspiro lentamente y después grito con coraje. - ¡SON USTEDES, ESTUPIDOS GATOS LOS QUE ME HAN LASTIMADO DURANTE TODOS MIS AÑOS DE VIDA!

Ni siquiera intente dialogar con el… Pues al gritar bajo a toda prisa por las tuberías que conectaban la parte de encima del sitio con la inferior, al verlo corri completamente horrorizado por un camino hacia la derecha que no sabia a donde llevaba pero que la verdad no me importaba, a mi espalda se encontraba aquella rata persiguiéndome mientras reia de una forma horrible repitiendo una y otra vez que mi carne seria su cena.

  • ¡Déjame por favor! – Repetí tantas veces como pude.
  • ¿DÉJAME? – Gritó aquel personaje. - ¡¿¡ACASO TU ESPECIE HIZO CASO CUANDO YO LO PEDÍ!? – Hizo una pausa y volvió a hablar con aun más fuerza. – ¡PERO POR SUPUESTO QUE NO!
  • ¡Yo no te he herido! – Alegue intentando persuadirle para que me dejase en paz.
  • ¿Y eso qué? – Replicó. – Todos los gatos merecen la muerte, no importa quien sea o de donde venga, un solo segundo necesitas para abalanzarte sobre mi y clavar tus colmillos en mi cuello. ¡ANTES TE ARRANCARÉ LOS OJOS!



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En el texto hay: gatos, suspenso, dolor

Editado: 28.05.2021

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