7 Vidas

Capítulo 7: 6 Vidas.

Las opciones se me estaban acabando, mientras más corría menos y menos salidas encontraba y aquella cosa que me perseguía no cesaba su persecución. Tras una vuelta cerrada pude ver muy cerca un pequeño espacio por donde mi cuerpo cabria con facilidad y aprovechando que con el giro me perdió de vista no dude en ocultarme allí.

Justo como pensé, aquella cosa se pasó de largo una vez dada la vuelta y yo intentando no hacer un solo ruido pude volver a respirar con tranquilidad pues el peligro se había alejado; espere un momento a que se alejara lo suficiente y que yo estuviera a salvo, pero por más que intentaba tranquilizarme me era imposible: “Algo está mal…” pensaba recurrentemente. “¿Pero qué?, la rata ya se pasó… no podrá encontrarme, a menos que se regrese, algo que veo improbable pues el camino seguramente aun continuará por varios metros más.” Me dije a mi mismo intentando calmarme, pero mis palabras simplemente pasaban de largo, no me convencían.

Pasaron algunos minutos y un poco más tranquilo (pero aún no lo suficiente) decidí bajar de donde estaba oculto, lamentablemente mi cola se atoro en un pequeño espacio que no vi y me imposibilitó salir, “¿qué hago ahora?”, pensé, sabía que no podía gritar por ayuda pues al hacerlo aquella cosa podría escucharme y ayuda seria lo último que recibiría, opte por intentar jalarme con todas mis fuerzas para intentar desatorar mi cola, pero lamentablemente me era imposible y al aplicar demasiada fuerza me dolía, podía hasta sentir que se desprendería de mi cuerpo… Las cosas negativas no acababan aquí, el tiempo transcurría y con ello las probabilidades de que aquella rata me encontraran.

-… - Se oyó un lúgubre silbido proveniente de todos lados. - ¡Gatito! – Pronuncio una voz. – ¡Pequeño amiguito! – Añadió acercándose y continuando con aquel silbido.

 

Claro que yo me mantuve en silencio y regrese al pequeño hueco donde me encontraba ocultándome una vez más.

  • ¡No debes de estar lejos! – Dijo la voz aún más cerca. – El camino allá delante termino y eso solo significa que has vuelto, o que estas oculto por aquí. – Se quedó en silencio unos segundos y yo cerré los ojos por el miedo. - ¡TE ENCONTRÉ! – Gritó con fuerza y voz horrible esa cosa.

En cuanto lo escuche me asuste como nunca antes, abrí los ojos tan grandes como pude y para mi sorpresa aquella cosa no se encontraba por allí.

  • ¡Demonios! – Exclamo con furia. – Solo fue una falsa alarma, pero juraría que escuche un corazón acelerándose cuando lo dije… ¡DEBES ESTAR CERCA! – Concluyó y se escuchó como su respiración se agitó al comenzar a correr y (supongo yo) buscar de forma minuciosa en los alrededores.

Yo me había salvado por segunda ocasión, pero eso no significaba que lo haría más veces… Motivado por el miedo que se incrementaba a cada segundo, pensé que lo mejor sería sacrificar mi cola en vez de toda mi integridad, apoyándome de las paredes de donde me encontraba y con toda la fuerza de mis 4 patas me impulse para salir, mi cola estaba sufriendo bastante, estaba muy lastimada pero afortunadamente estaba logrando sacarla de donde estaba atorada, viendo que estaba funcionando jale con aun más fuerza y logre sacar la cola, pero en este movimiento terminé por lastimarme más de lo esperado, “seguramente me la he roto”, pensé, y al no tener cola mantener el equilibrio o caminar me fue más complicado: “Si aquella cosa me encuentra en este momento huir me será imposible”, pensé… Aprovechando que habían pasado varios minutos desde que se fue, comencé a caminar (con dificultad) en la dirección en la que había ido él, podrán pensar que fue la peor decisión, pero antes mencionó que el camino terminaba atrás… por lo que ir hacia allá seria aun peor. El sitio estaba muy desolado y por suerte no escuchaba nada, eso solo podría significar que aquella cosa no se encontraba cerca, un poco más diestro en la movilidad sin mi cola pude apretar el paso pero justo al dar un giro lo vi caminando de espaldas; me quede esperando a que se alejara aún más, y cuando pensé que ya era el tiempo suficiente asomé mi cabeza para cerciorarme de ello, lamentablemente aquella cosa nunca se había ido. Contrario a lo que pensé ya sabía que estaba allí y estaba esperando a que yo diera la vuelta, él se encontraba justo al girar esperándome, sus enormes ojos negros me miraban con furor y su respiración era intranquila permitiéndome escucharla, lo cual me haría hiperventilar a mí; intenté correr pero claro que me fue imposible, no podía coordinar con precisión mis movimientos y aquella cosa solo caminaba a mi espalda sin decir una sola cosa.

  • ¡Déjame en paz! – Le rogué, para ser ignorado, no me respondió. - ¡Por favor!, ¡Yo no te he hecho daño alguno!, ¡Déjame! – Repetía una y otra vez, con esperanza de hacerlo recapacitar.

Con su cola me dio un golpe en un costado y ató una de mis patas, la pequeña gigante siempre me cortaba las uñas por lo que yo estaba completamente indefenso en este momento al haberlo hecho hace poco… solo me quedaba mirar a la rata con miedo a sabiendas de que cualquier cosa que dijera no tendría efecto alguno.

  • Parece que por fin te has hecho a la idea… - Dijo sin quitar su mirada de encima mío. – No tienes escapatoria, y lamentablemente hoy es el día cuando dejaras de existir. Si bien es cierto que tu no me has hecho daño, eso me importa poco, pues tu especie sí que lo ha hecho y mi odio es hacia tu especie, la verdad tu es que me importas muy poco, entre menos gatos haya en el mundo, mejor será para nosotros estar afuera y no en sitios oscuros como este, que seguramente mientras estuviste aquí lo has de haber disfrutado. ¿Apoco no es bello?

Al terminar de hablar, hizo lo que tenía que hacer, mordió mi cuello y con un dolor insoportable la luz se fue alejando de mí hasta que todo se tornó oscuro… Aunque aún podía sentir y percibir cosas, con esfuerzo intenté abrir los ojos y al lograrlo todo el entorno había cambiado, ahora todo era hermoso, nubes por todos lados, ríos que pasaban por frente de mí, gatos de todos los tamaños y colores caminaban platicando entre ellos y de entre todas las cosas una escalera que parecía llevar aún más arriba, curioso por ella decidí subirla y en la cima estaba una gran puerta dorada custodiada por un gato de gran pelaje y completamente blanco, de un profundo color azul.

  • Hola. – Dijo apacible y amistoso. - ¿Vas a subir? – Inquirió.
  • No lo sé… - Respondí mirando todo el sitio. - ¿Dónde estoy?
  • Esto. – Dijo haciendo una pausa y señalando todo nuestro alrededor. – Es el lugar sagrado de descanso para aquellos que se lo han ganado, tu vida ha terminado y ahora te toca descansar aquí, pasa.



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En el texto hay: gatos, suspenso, dolor

Editado: 28.05.2021

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