Capítulo 10: Última oportunidad
Hambriento y solitario estuve caminando por un largo tiempo, aquel perro por haberme “salvado” no se dio cuenta que me afecto más de lo que hubiera hecho al simplemente dejarme donde estaba, aquella mujer parecía dispuesta arriesgar su vida por mí, y aunque seguramente lo hizo no tuvo caso, pues nuevamente estoy perdido. Al caminar en un poste pude ver nuevamente uno de aquellos carteles con mi imagen, me dolía mucho pues mi pequeña gigante me estaba buscando con mucho esfuerzo y cuando una pequeña luz le dijo que estaba cerca otra me arrebato de su alcance, me quede echado en ese poste por varias horas esperando que aquella pequeña gigante llegara, me acurruque y pegue mi cuerpo tanto como pude pues quería que mi aroma estuviera allí y de alguna manera podía sentir el de ella también.
- ¡Qué lindo! – Dijo una voz, al abrir los ojos una gigante me estaba mirando pero nunca le prestó atención al cartel pegado en el poste.
Me tomo en brazos y me llevo con ella, yo tampoco me di cuenta de que ella no había visto el cartel y como paso con la anterior supuse que ella me ayudaría a llegar con la gigante, llegamos a su casa pero nunca la vi tomar el teléfono, me acerque a él y con mi pata le indicaba que lo usara.
- ¿Qué sucede pequeño? – Dijo ella. - ¿Quieres jugar un poco?
No entendí que fue lo que dijo, pero parece que si entendió lo que quise decirle, ella tomo el teléfono y comenzó a moverle, yo estaba muy emocionado pues podría ver a mi pequeña gigante una vez más, pero no fue así… Ella bajo el celular y lo dejo frente de mí, en la pantalla había muchos peces moviéndose… Ella pensó que yo quería jugar o algo así, pues me dejo el teléfono allí y se fue de la habitación. Yo no sabía usar el teléfono y por más que intente moverle nunca pude quitar de encima esa imagen de los peces en la pantalla…
La mujer regreso a la habitación y cargaba una lata pequeña y un plato, lo dejo frente de mí, abrió la lata y comenzó a vaciar el contenido en el plato, yo tenía demasiada hambre y sin pensarlo la mire fijamente agradeciéndole su ayuda y comencé a comer, ella acariciaba mi lomo y aunque he de aceptar que fue agradable no se sentía igual… Las caricias que mi pequeña gigante me daban eran algo que nadie podría repetir y que además, ¡No quería que alguien lo repitiera!, sino es ella entonces no quiero a nadie conmigo.
Al terminar de comer la mujer me dijo algo, tomo ropa de unos cajones y salió de la habitación nuevamente, pero ahora dejándola abierta; espere unos minutos y posteriormente salí yo de allí, la casa era bastante grande pero gracias a la luz de la luna (al ser de noche) pude encontrar una salida.
- ¿Te vas? – Pregunto alguien cerca de donde estaba.
- Si… - Contesté buscando el origen de la voz, notando que era un perro de raza pequeña recostado en un colchón pequeño.
- Ella se pondrá algo triste… no, ¿podrás quedarte? – Continuo de forma amable y abriendo los ojos mirándome sin moverse.
- Lamentablemente no. – Le comenté deteniéndome y sentándome a unos pasos alejado de él. – Hay otra persona que me está esperando y aunque agradezco lo que tu humana hizo por mí, pues la compañía de aquella persona es la que busco…
- No te preocupes, lo entiendo a la perfección. – Agregó ese perro levantándose y estirándose un poco, posteriormente camino a la puerta donde había una rendija pequeña con un sensor en ella. – La verdad es que si yo fuera separado de estos humanos lo cierto es que buscaría regresar con ellos.
Al acercarse lo suficiente a la puerta el sensor se activó y la puerta se abrió.
- Espero que encuentres a la persona que buscas. – Concluyo amablemente esperando un poco para que yo saliera.
- Gracias. – Dije sin mirar atrás y comencé a correr.
Nuevamente mi ubicación había sido cambiada, por lo que claro está que no supe donde me encontraba, pero preferí correr que no hacer algo, es lento pero el destino me une a ella nuevamente. Lo malo de todo esto es que como es un sitio que no conozco tampoco se moverme por el… Estuve corriendo por la calle sin descanso y de un momento a otro la oscuridad se hizo presente, solo recuerdo escuchar el sonido de un motor y después nada, aparecí de nuevo en aquel sitio iluminado y apacible, subí las escaleras una vez más y aquel gato blanco estaba mirándome.
- Jamás esperé verte tan pronto entre nosotros nuevamente. – Dijo en un tono sarcástico. - ¿No pudiste encontrar a aquella persona que buscas?
- ¿Qué hago aquí? – Pregunté pues no comprendía, aparecí muy de pronto…
- ¿Cómo que, qué haces aquí? – Respondió riendo al final. - ¡Es evidente que has muerto de nuevo!
- ¡¿qué?! – Exclame con fuerza. – Yo iba corriendo solamente… ¿Cómo es posible que haya muerto solo por correr?
- No has muerto por correr pequeño, sino por tu mala suerte y por tu falta de atención a los detalles, si corres por una calle transitada sin mirar atrás y completamente inmerso en tus pensamientos, ¿qué esperas que suceda?, ¡Pues obviamente te pueden atropellar!, que es justamente lo que sucedió. Pero basta de palabrerías, anda pasa.
Al terminar de hablar las puertas a su espalda se abrieron y con su mirada me incito a avanzar, yo negué con la cabeza y di la media vuelta.
- No estarás pensando en regresar al mundo de los vivos… -
- Ya le mencioné antes que no planeo dejar a esa chica sola… Agradezco la invitación, pero no la acepto. He de volver.
- Pequeño... – Comenzó a decir con su voz un poco lastimosa. – Si mueres muchas veces estas puertas se terminaran cerrando para siempre y el lugar donde aparecerás será uno donde no querrás estar… Acepta la invitación y deja a tu cuerpo descansar por fin, ya no necesitas volver.
- ¡Si necesito volver! – LE grité. – Ella seguramente está triste porque me he ido, y que clase de vida tendré aquí sabiendo que ella no puede sonreír una vez más, justo como cuando éramos pequeños… Me niego a aceptar ganar luz a cambio de que ella encuentre oscuridad.
- Es raro. – Su voz cambio y ahora parecía cuestionarme por completo. – Usualmente los de nuestra especie no se encariñan tanto con los humanos… Me sorprende ver lo preocupado que estás tú por un simple humano.
- Ella es una humana, pero no una simple. – Sus palabras resonaban en mi cabeza y si he de ser sincero me molestó que lo haya dicho. – Mi pequeña gigante no es como los demás humanos, ella es buena y aunque ha sufrido mucho se mantiene fiel a sus pensamientos y nunca ha lastimado a alguien aunque lo haya merecido, yo que estuve solo desde el principio encontré en ella la compañía que nunca pedí así como seguramente ella lo encontró en mí, no la pienso dejar sola solo porque alguien como tú me lo pide y no importa cuál sea el castigo por negarme tantas veces, ¡No me importa!
- … - Aquel gato solo se quedó callado, cerró las puertas a su espalda y después camino hacia donde yo estaba, el suelo se comenzó a abrir y pude ver mi mundo una vez más. – Este bien, ve. Pero no malgastes tu vida… Esas puertas no pueden ofrecerse muchas veces a la misma persona que las ha rechazado tanto y aunque aún dispones de 5 vidas más, las puertas que puedes ver a continuación podrían no ser estas sino otras diferentes y si las vez nadie podrá salvarte, ve y no mueras.