7 Vidas

Capítulo final: Aquellas puertas.

Estos últimos meses han sido de lo mejor, aquellas experiencias horribles que tuve simplemente se han ido esfumando con el paso del tiempo y de ser una época sombría y triste, paso a ser algo realmente bello. Mi pequeña gigante ha vuelto a sonreír como solía hacerlo y aunque el día después de llegar me regañaron como nunca antes lo habían hecho… Pude sentir que lo hacían desde el fondo de su corazón y con el dolor latente por pensar que quizás ya no me volverían a ver.

Hoy mi pequeña gigante quiso salir a la calle, y aunque hasta ahora no había querido que la acompañara (supongo que por el miedo de perderme de nuevo) Este día pudo confiar nuevamente, y no solo eso… sino que además vio que yo extrañaba estar afuera.

  • ¡No te alejes de mí! – Gritó de forma dulce agachándose al suelo sosteniendo mis patas delanteras y mirándome fijamente con una sonrisa.
  • … - No le respondí, solo la miré y le lamí sus manos.
  • Jejeje.

Ella rio y al soltarlas comenzamos a caminar en dirección a aquel parque que se encontraba a algunos metros en dirección al sur, y donde encontré aquella flor; al recordarla mordí su pantalón y acelere el paso, ella entendió que quería llegar pronto y corrió junto conmigo.

  • ¡Espera!, ¡Orgen! – gritaba mi nombre. - ¡No tengo tanta condición como quisiera!, ¡Esperaaaaaaa!

Yo me estaba riendo por ver como intentaba con todas sus fuerzas alcanzarme pero no podía, y pasadas algunas cuadras ella no pudo más y se tumbó al suelo completamente cansada, al verla me regrese con ella y le mordí una de sus manos levemente y después me eche sobre su estómago masajeándoselo un poco, mientras esperábamos que descansara.

  • Eres un gato malvado… - Dijo, me sostuvo entre sus brazos y me abrazo, posteriormente cuando estaba completamente descansada me cargo y me llevo a su hombro y comenzó a caminar.

En gran parte del trayecto ella se mantuvo en silencio y se limitó únicamente a continuar caminando, al menos hasta llegar al parque. Una vez allí me sostuvo una vez más y me bajo al suelo, yo camine hacia donde vi las flores y al estar allí me le quede mirando, por la posición donde se encontraba ella no le era posible verlas y cuando me di cuentas las señalaba con mis patas para que se asomara.

  • ¿Qué sucede Orgen? – Preguntó ella caminando lentamente a donde estaba.

Al regresar las miro y luego su rostro se fijó en mí nuevamente.

  • Entiendo… - Se agacho hasta mi altura y se sentó justo a mi lado con las piernas flexionadas dándome espacio de acurrucarme entre ellas. – Recuerdo que el día que regresaste venias cargando una de estas flores pero por mi emoción creo que te ignoré… ¿Eran un regalo para mí? – Al terminar de hablar giro su tronco un poco y después agarró la flor la arranco y la llevo a su nariz para olerla.

El clima era perfecto y nos quedamos tan en paz que incluso me quede dormido, no supe cuánto tiempo paso si he de ser sincero, la lluvia comenzó a llegar y me despertó, asustado por lo que había ocurrido antes me comencé a alterar pero su mano se posó sobre mi espalda y la acariciaba levemente a la vez que la presionaba un poco, a pesar de no hablar el mismo idioma supe lo que estaba diciendo: “Estarás bien.”

NARRACIÓN POR PARTE DE LA PEQUEÑA GIGANTE

Orgen siempre ha sido un gato muy extraño… cada día que lo veo me hace pensar que tiene una conciencia que lo hace razonar como si fuera humano, sus actos y su forma de ser lo hace sin lugar a dudas un gato único, y de alguna manera mágico… Basta decir que su pelaje tras perderse había cambiado, ¿Cómo supe que era el?, bueno es evidente que cualquiera hubiera pensado que se trataba de un gato diferente pero basto que su mirara se cruzara con la mía para comprender que le conocía desde hacía mucho tiempo… Y justamente ese: Mucho tiempo. Lo que suscitaría el final de esta historia.

Cuando yo era pequeña nunca tuve amigos, siquiera conocidos, los niños usualmente huían de mí y me temían y aunque quisiera decir que se la razón, lo cierto es que no es así. Al pasar los años entendí que probablemente estaba condenada a vivir sola pues aquellas personas que se alejaban de mi hacían cada vez más presente que sería algo que no cambiaría, las pocas amistades que tuve con el pasar de las horas se convertían en simples imaginaciones mías y todo esto me llevo a un estado donde solo me veía a mí misma en una gigantesca habitación oscura llena de sonidos pero sin forma, estaba sola rodeada de personas que no podía ver solo escuchar y a quienes mi voz no les llegaba… De pronto algo ocurrió, la oscuridad comenzó a tomar forma y era una silueta que si podía ver y si intentaba acercarme ella podía escucharme e interactuar conmigo, un pequeño gato negro que al igual que yo parecía estar solo en esa enorme habitación oscura, no quise pensar algo equivocado y simplemente me limite a estar alejada, pero cada paso que yo daba hacia atrás el daba 3 hacia el frente. No sé si el destino nos juntó, pero estoy segura de que fue ese pequeño gatito negro el que me salvó de ser consumida por aquella habitación oscura y sin una salida aparente.

Poco a poco el pelaje de ese pequeño gatito consumía la oscuridad de la habitación dándole cada vez más luz, una luz que podía distinguir y permitirme ver a quienes me rodeaban; mis padres fueron los principales en aparecer y posteriormente siluetas se iban creando, dando lugar a mis primeros amigos, pero aquel gatito que consumía la oscuridad se mantenía quieto, y esto a la vez me hizo darme cuenta de algo importante: Mi primer gran amigo fue justamente aquel pequeño que al igual que yo estaba solo, decidí llamarlo “Orgen” porque aunque su pelaje es oscuro no podría ser sino todo lo contrario, pues daba luz, dio un giro a mi vida así como yo a su color: “Negro-Orgen”

Los años han pasado y este tiempo te está comenzando a pasar factura, tu pelaje ya no es solo negro sino que has adquirido parte de esa luz que me diste, pero como el ciclo de la vida no espera a nadie, me parece que el tuyo está cercano a concluir… Me duele en el alma y en lo más profundo de mi corazón tener que decir adiós, pero siempre supe que este día llegaría, es solo que no quería que fuera tan pronto… Me regalaste 14 años de tu vida y lograste que se convirtieran en los mejores de la mía… Pero hoy ya estas viejo y el momento de decirnos “hasta pronto” es ahora, pues aunque hoy acabe tu camino, estoy segura de que nos volveremos a ver en el siguiente. Eres lo mejor que me ha ocurrido en mi existencia y ten por seguro que jamás te olvidaré…



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En el texto hay: gatos, suspenso, dolor

Editado: 28.05.2021

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