El Payaso

Recuerdo cuando cumplí mis 5 años, ese día fue sumamente especial, estaba toda mi familia y mis amigos, un castillo inflable, un pastel muy rico, todo era perfecto. 

Aunque hubo algo que me pareció extraño al mirar al patio ví a un payaso, no recuerdo que hablaran de contratar a uno, pero, era una sorpresa, me sentí super feliz. 

Llegó el momento de soplar las velas y pedir un deseo, me cantaron el feliz cumpleaños, al terminar, todos cerraron los ojos y justo después de pedir mi deseo, vino un frío viento y las apagó antes que yo lo hiciera, un leve escalofrío recorrió mi espalda y de pronto todos gritaron de felicidad. 

Llegó el momento de salir al patio, era la hora de la diversión, todos salimos corriendo a saltar en el castillo inflable, estuvimos ahí por horas, salimos a comer pastel. 

Cuando el cumpleaños hubo terminado escuchamos la voz de una mujer gritar un nombre repetidas veces con desesperación, al dirigir la mirada hacia ella, estaba llorando, recuerdo que mi madre fue donde ella y yo le seguí. 

Recuerdo escuchar a la mujer decir "No encuentro a Rafael" y en ese preciso momento lo entendí, tomé a mi madre de la mano y le pregunté "Mami ¿Dónde está el payaso?" A lo que ella quedó confundida y angustiada. 

Miró a los lados y se agachó para estar más a mí nivel, me preguntó "¿Qué payaso?" Entonces yo señalé en dirección a donde lo vi y dije "El que estaba ahí sonriendo", ella me tomó de la mano y me dijo que aquí no había ningún payaso, pero, yo estoy seguro de que lo ví. 

Me dirigí hacia el cuarto de herramientas de papá que estaba cerca de el lugar donde ví al payaso, al llegar ví un líquido rojo salir por debajo de la puerta, al abrir esta, me puse feliz por que encontré al payaso, sabía que no estaba loco. 

Estaba a punto de hablarle al payaso cuando escuché un crujido muy fuerte, sonidos guturales y ver caer más de ese líquido rojo, de su costado derecho, ví caer una cabeza mutilada y descuartizada, al levantar la mirada para ver al payaso, este se dió la vuelta, levanté la mirada y al ver su rostro espantoso me quedé paralizado. 

Se acercó tanto a mí que pude oler el hedor putrefacto que emanaba de sus fauces, era indescriptible, cuando estuvo tan cerca sólo escuché decir "Más comida" con una voz de ultratumba y después de eso ya no recuerdo nada más. 

Aún hoy, 35 años después de eso, siento terror al ver a un payaso.