Capítulo 1: Entre nosotros

— A todos los tripulantes, favor de dirigirse a la sala de mando rápidamente. Repito. A todos los tripulantes, favor de dirigirse a la sala de mando rápidamente.

Repetía la bocina de emergencia mientras estaba durmiendo.

Inmediatamente me despierto, enciendo la luz, pero ésta solo parpadea. A oscuras salgo de mi habitación y con miedo atravieso el sombrío pasadizo que conecta las instalaciones de la nave para llegar a la sala de mando.

Mi nombre es Mara Breazel y me encuentro en el vasto vacío del espacio surcando los confines del universo. Vivo en una futurista civilización donde existen naves que convierten una expedición al espacio en un paseo de fin de semana. Sin embargo, de entre todas ellas existe una categoría especial capaz de realizar largos recorridos a velocidades sorprendentes. Una de estas naves es Aurora. Estar a bordo de ella era garantía de una auténtica travesía espacial, sin embargo, ahora la desgracia parece rondar por sus pasillos.

En mi camino consigo divisar un destello de luz, tenía que ser la sala de control. De repente, tropiezo con un bulto en el suelo. Me levanto rápidamente y al observar con detenimiento aquel obstáculo pego un grito de terror. Era el cuerpo de una persona bañada en sangre y con marcas de arañazos. Pero la pesadilla no termina ahí, a lo largo del pasadizo había más cadáveres, algunos apilados encima de otros.

— Oye tú, date prisa si quieres vivir. Ignora lo que ves y apresúrate a entrar.

Dijo una voz proveniente de la luz al final del túnel. Sin poder procesar mi situación, corrí tan rápido como pude, pasando por encima de los cuerpos.

Una vez dentro, a la derecha observé unos paneles con botones y muchas pantallas. Todas con marcas de cortes y aparentemente averiadas. Por otro lado, a mi izquierda un grupo de cuatro personas me observaba con miedo. Uno de ellos se acerca a los paneles, presiona un par de botones y unas puertas descienden con el propósito de sellar todas las salidas de la sala. No obstante, a último momento un hombre de terno consigue entrar. Entonces el hombre de los paneles rompió el silencio.

— Yo soy el capitán Hughes, la persona a cargo de esta expedición. Es terrible lo que les voy a comentar, pero mientras dormíamos algo invadió la nave, estropeó tanto controles como comunicación, y aniquiló al resto de pasajeros. Nosotros somo los únicos sobrevivientes.

Apenas terminó, gritos y llantos no se hicieron esperar.

— Imposible. ¿Cómo sucedió esto? —reclamó el hombre de terno.

El capitán Hughes hizo caso omiso y continuó con las relevaciones.

— Me temo que eso no es todo. Desgraciadamente el responsable continúa con vida y no se encuentra en los pasillos de la nave.

— ¿Qué estás insinuando? —preguntó preocupado el hombre de terno.

Hughes miró a todos y dijo.

— El asesino está entre nosotros.