Will
Enero 2020
El frío calaba por mis huesos con fuerza, la lluvia caí golpeando el techo y parabrisas del auto. Amy estaba a mi lado enojada porque había tomado un poco en nuestra reunión de egresados, solía ser muy exagerada muchas veces.
—Cariño, solo fueron un par de copas, no puedes enojarte, por eso —aleja la mirada de la ventana y la pone en mí con los ojos llorosos.
—No estoy enojada por eso, es por el hecho que acabo de decirte que serás papá y parece que no te importa.
—No digas eso, claro que me importa, es solo que me tomaste por sorpresa —digo sin quitar la mirada de la carretera, manejar con esa lluvia tan fuerte está siendo complicado.
—¿Entonces estás feliz? —dice con una gran sonrisa en su rostro.
No respondo nada, estoy aún en shock, solo llevábamos un año de casados, jamás pensé que en tan poco tiempo ella quedaría embarazada, eso era lo que menos me imaginaba, tenía muchos planes para nosotros, quería disfrutarla, pero eso no podría ser ahora porque un bebé venía en camino.
—¡Respóndeme Will!
—¡No lo sé, Amy!, quería poder disfrutar más cosas contigo, solo llevamos un año de casados, lo que menos me imagine sería que estarías embarazada, tan rápido.
—Pues las personas que tiene sexo seguido, como lo tenemos nosotros, tienen esa posibilidad, así que no puedes venir a decirme eso cuando tú ayudaste para que eso pasara.
—Lo sé, pero pensé que te estabas cuidando, ¿no lo hiciste? —se queda en silencio y una furia se apodera de mí con fuerza. —¿Cómo pudiste?, sabías que no quería hijos.
—¡Pero yo sí, y no quiero renunciar a esa posibilidad solo porque tú no lo deseas!
—¡Lo hiciste sin mi consentimiento!, no voy a perdonarte esto, Amy, acabas de arruinarlo todo —Ella Sollozó con fuerza y yo acelero sin importarme nada, no puedo creer que ella haya hecho eso, sabía que no deseaba niños, ¡Los odio!, son tan ruidosos, no pueden dejar su boca callada, no quería nada de eso en mi vida, no me veía cambiando pañales ni nada de eso, pero a ella no le importo.
—No quieres a mi hijo, entonces me iré, no pienso renunciar a él.
—¿Qué quieres decir con eso?
—¡Que me voy a ir Will, te dejaré, no estaré con un hombre que no puede aceptar que yo deseo ser madre y solo me juzga por buscar mi felicidad! —río negando.
—¿Tu felicidad?, sabías que no deseaba una familia cuando aceptaste casarte conmigo, tu única felicidad debía ser yo, ¿ese no era el plan? —asiente.
—Sí, lo era, antes de ver cómo las personas a nuestro alrededor eran felices, con una familia real, con hijos y demás, yo quiero eso.
—¡Pues yo no y no voy a cambiar de parecer!
—Bien. —dice con la voz entrecortada —. Si esa es tu decisión, me voy, me iré con mi hijo y jamás volverás a saber de nosotros.
Exclama haciendo que pierda la cabeza y acelere aún más el auto, no puedo creer que ella nos esté haciendo esto, está botando todo a la basura por una absurda idea de ser madre.
—Will, desacelera, estás manejando muy rápido.
—No lo haré, lo arruinaste todo, estoy muy enojado.
—¡Wil por favor, nos vamos a matar, desacelera!
—¡No, no lo haré! —esas son las últimas palabras que digo por qué luego de ello solo un fuerte golpe hace que todo quede en silencio, lo último que vi fueron los ojos de miedo de Amy, luego de eso todo fue oscuridad.
***
Un año después.
Esa fue la última vez que pude ver el rostro de la mujer que había amado por toda mi vida, fue mi mejor amiga por años, después nos enamoramos y nos casamos, algo que yo destruí en minutos. Mi esposa murió esa noche junto con mi hijo no nacido, yo quedé en coma por tres meses y cuando desperté me convertí en un recipiente vacío que comía y sobrevivía por pura inercia.
Abro la puerta de mi apartamento después de un largo día en la empresa, eso es lo único que me puede tener distraído, eso y el alcohol. Cuando llegó a la sala mi madre estaba sentada con una bebé en brazos.
—Mamá, ¿qué haces aquí?, ¿y esa bebé?
—No contestabas mis llamadas, así que tuve que venir hasta aquí.
—No quiero hablar con nadie, ¿por qué no lo entienden?
—Porque ya llevas un año evitándonos a todos, no puedes seguir escondiéndote y refugiándote en el trabajo y el alcohol.
—No quiero hablar contigo de eso. Ahora mismo quiero saber quién es esa bebé y que hace en mi casa.
—Pues es tu hija —rio con fuerza cuando ella dice eso.
—Estás mal mamá, si lo olvidaste murió con su mamá, yo los mate —suspira levantándose de su lugar para acercarse a mí y poner a la beba en mis brazos.
—Según la carta que tenía la niña, dice que es tu hija, y tú no los mataste, fue un accidente, deja de culparte y mejor preocúpate por ella —dice señalando a la bebé que duerme plácidamente en mis brazos.
—¿Qué pretendes que haga con ella?
—Que descubras si es tu hija y si lo es, que te hagas cargo de ella, no tiene a nadie, así que ocúpate.