Llegue a la cafetería de la empresa y aún no dejaba de pesar en la actitud tan extraña que tuvo Will con su sobrino, parecía celoso, pero eso no podía ser así porque yo solo le atraía para pasar una noche y nada más.
No sé cuanto tiempo pase sentada en la cafetería mirando la nada mientras Azul dormía en mis brazos. Unos segundos después, ve a Wil acercarse a nosotros.
—Levántate, nos vamos ahora —lo miro con una de mis cejas alzadas y mi entrecejo fruncido y ¿y este que se cree?
—¿Disculpe?, no voy a ir a ningún lado, aquí estoy muy bien.
—No estoy de humor para tus tonterías, así que si no te levantas lo haré yo y no te va a gustar la manera en como lo haré.
«Él no sería capaz, ¿cierto?»
Me levanto porque no quiero que el Neanderthal este arme un escándalo aquí mismo. Regresamos a la oficina de Will y camino hasta el sofá para sentarme en él.
—No quiero que ni siquiera pienses en que estarás ceca de mi sobrino, ¿te quedo claro?
—No, no me quedo claro, y en primer lugar, ¿desde cuándo me está tuteando?
—Desde ahora —exclama haciendo que pierda la paciencia, o bueno, él poco que me queda —. No quiero un problema con él por ti, así que olvídalo.
—¿Pero quién se cree usted?, no puede venir a decirme con quién puedo o no salir, es mi vida privada —lo veo apretar la quijada con fuerza y está furioso, eso me encanta, empiezo a entender que desesperarlo es mi pasatiempo favorito.
—Soy su jefe y no voy a permitir que te metas con alguien de mi familia.
—Bien, no lo haré, pero usted no puede interponerse en mi vida privada, porque eso es, mi vida privada, ¿le quedo claro?
—¿Acaso te gusta? —murmura acercándose a mí cada vez más, por lo que dejo a Azul en su corral y camino por la oficina alejándome de él —. ¿Por qué corres?, ¿me tienes miedo? —indica con una gran sonrisa en el rostro que quiero borrarle de inmediato.
—No, ¿por qué tendría que tenerle miedo?
—Porque no quieres aceptar que te gusto.
—Eso no es verdad y si solo me trajo aquí para decir esos disparates, me regreso a casa —digo intentando caminar de nuevo hasta Azul, pero él toma mi mano impidiéndomelo, en ese momento una corriente se apodera de todo mi cuerpo, ¿qué es esto?, porque con este hombre siento cosas que jamás había sentido con nadie, eso no solo me asombra, sino que también me asusta, me conozco y puedo llegar hacer muy intensa.
—No vas a ir a ningún lado, iremos a cenar.
—¿Qué? —exclamo con una de mis cejas en alto por su respuesta, ¿a cenar?
—Lo que escuchaste, quiero cenar fuera de la casa y no pienso dejarte sola en casa con la niña, ya te lo he dicho miles de veces.
Bufo, soltándome de su mano para ir hasta Azul, no tengo de otra, aunque no quería ir, debo hacerlo, soy la niñera de la niña, ha donde ella vaya, debo ir yo.
No sé cuanto tiempo paso después de ese mal momento con Will, solo sé que estábamos entrando a un hermoso restaurante muy costoso, estaba segura de que este también era de él, al parecer el hombre era dueño de media ciudad y muchas empresas más en el país, estaba nadando en dinero.
Tomamos asiento en una de las mesas del fondo donde un hombre de la edad de Will, pero con un aspecto muy extraño, estaba esperándonos.
—Sabes que detesto esperar, William —él solo rueda los ojos.
—Ella es Bárbara, Lucían, la niñera de la que te hable —el hombre extraño aleja la mirada de él para ponerla en mí.
—Tú eres la que está volviendo loco a mi hermano —abro los ojos cuando comprendo que estoy delante de alguien de su familia —. Tranquila, no somos hermanos de sangre, la vida nos hizo, hermanos, así que debo advertirte que tengas cuidado con él, suele tener ataques de locura —exclama haciendo que tiemble en mi lugar.
—Deja de decir idioteces, Lucían —él solo sonríe. Lo observo mucho mejor y el hombre es guapo, tiene un hermoso pelo que le llega a sus hombros, sus azules ojos y esa aura de peligro que lo rodea lo hace ver misteriosos y muy atractivo.
—¿Puedo saber para qué vinimos aquí? —digo incómoda con él analices del hombre frente a mí.
—Él no es solo mi mejor amigo, también es mi abogado, necesito que firmes un par de documentos.
—¿De qué? —exclamó confundida.
—Hacen parte de tu contrato, no puedo permitir que lo que pase entre nosotros o en mi casa sea divulgado, así que es un contrato de confidencialidad—rio porque no puedo creer esto.
—No pienso divulgar nada y tampoco me voy a acostar con usted, ya se lo dije —la fuerte risa de Lucina hace que lo miremos confundidos.
—No lo puedo creer, una mujer le está diciendo no a William, pensé que jamás vería algo como esto.
—Cierra la boca —exclama él regresando la mirada a mí —. No quiero acostarme contigo, al final no eres mi tipo.
Aprieto los dientes con fuerza y alejo la mirada de él para ponerla en Azul, si lo sigo mirando, cometeré un error y no quiero quedarme sin trabajo. Firme lo que él me pidió no antes de leerlo por completo, luego de ello cenamos en completo silencio, el mejor amigo de Will me caía bien, aunque era un hombre misterioso y un poco serio, hablaba poco, algo que me pareció extraño siendo abogado.
Regresamos a casa y luego de dejar a Azul en su cama pase a darme una ducha, había tenido un día muy agotado y necesitaba relajarme. Entro en él y me desvisto para luego dirigirme a la ducha, no sé cuanto tiempo duro en ella, solo sé que cuando salgo los ojos de Will inspeccionan mi cuerpo desnudo sin perder un solo detalle de él.
—¡¿Qué hace aquí?! —exclamo intentando buscar con que taparme, pero olvide traer la toalla conmigo. Él no dice nada y tampoco deja de verme —. ¡¡Oiga, le estoy hablando!!
Menean su cabeza de un lado al otro y pone sus ojos en mí, están brillosos y eso solo significa una sola cosa, está excitado.
—La niña estaba llorando, pensé que no estaba con ella y por eso no la escuchaba.