Capítulo 3

 James: 

Estaba por ir a ver a mi madre cuando encontré a un Vampiro bebiendo de la muñeca de Mia, entonces me abalanze sobre el y le rasguñe la mejilla al muy maldito.

—Maldita bola de pelos de ¿donde saliste?—Dijo furioso.

—Suelta a Mía de una vez chupa sangre—Dije enfadado a punto de atacar. 

—Vámonos Mía—Le dijo ignorando mi presencia.

—¿James eres tu?—Dijo Mía mirándome.

—Si, niña soy yo.

— ¿Ustedes dos se conocen?—Dijo el vampiro mirandonos a ambos.

—Si porque el es el hermano de mi madre.

— ¿Como un gato puede ser tu tío?

—Porque su exnovia le tiró una maldición porque lo encontro engañandola con su hermanastra.

—Mía no le cuentes sobre eso a un desconocido.—Dije nervioso mirando a otro lado.

—Pero para mí no lo es.

—Porque.

—Vivo con el desde hace unas semanas porque nuestro reino fue atacado por Blaise y se quedó con el trono de la abuela porque ella murió protegiendome como los demas.

—Ese maldito me las pagara—Dije a punto de irme y matarlo.

—Mike detenlo porfavor—Dijo Mia gritando.

Entones el vampiro se me acercó y me atrapo

—Sueltame maldito chupa sangre—Dije tratando que me soltara de una maldita vez.

Mía:

Cuando regresamos a casa los tres, James no me dirijo la palabra, entonces Mike lo dejó a mi lado y se fue al despacho.

—¿Porque no me dejaste ir a matar al maldito de Blaise?—Dijo molesto.

—El te mataría como a lo demás y no quiero que eso suceda—Dije entrando a mi habitación.

(...)

Cuando desperté todavía era de noche traté de despertar a James pero el seguía durmiendo entonces salí de mi habitación y me dirigí hasta donde estaba Mike.

Cuando entre a su habitación el se me acercó.

—¿No puedes dormir pequeña?—Dijo cargándome en brazos.

—No—Dije apollando mi cabeza sobre su hombro y lo abracé.

Cuando estaba al lado de Mike podía dormir tranquila porque con el me sentía segura y protegida.

Pasaron unos minutos y me quedé dormida mientras abrazaba a Mike.

Estaba tan cansada de tener esas malditas pesadillas.

Mike:

Toda la noche la vi mientras dormía plácidamente entre mis brazos, no me gustaba verla triste.