Odio los eventos donde grandes empresarios se juntan a debatir quien tiene más dinero o poder. Sin embargo, mi jefe me envió para “atrapar” a dos peces gordos y obtenerlos como clientes. Uno de ellos es Alberth Glove y su esposa Sienna. Un empresario con varios negocios, desde viñedos, fábrica de juguetes y una cadena de restaurantes que maneja junto a su esposa. Mi jefe quiere que ellos nos contraten como sus agentes inmobiliarios para vender, comprar o alquilar sus propiedades, así como conseguirles otras. Atrapar un cliente como él sería alcanzar una fama internacional y esta noche es mi misión.
El otro cliente que debo atrapar es un empresario textil, con quien estuve hablando durante un momento y me pareció un arrogante repulsivo que no dejaba de mirar mi escote. Me sentí violada visualmente. Y ni siquiera es atractivo como para permitirlo.
Me enfocaré en los Glove, si logro atraerlos a ellos, a mi jefe le dará igual el empresario textil.
Mi objetivo es la señora Glove. La he investigado y tenemos cosas en común, como el amor por los animales y trabajar en refugios. También ambas hacemos senderismo en la montaña y lo preferimos a pasear por la playa.
Termino la copa de vino que tengo en la mano, dejo la copa sobre una mesa blanca y camino hacia la pareja que está acompañada por otra pareja.
Mi misión es enfocarme en el matrimonio Glove.
Comienzo a caminar hacia ellos cuando me choco a alguien, me disculpo y me quedo callada observando a Travis. ¿Qué hace aquí?
—Andrea.
—¿Qué haces aquí?
—Te puedo hacer la misma pregunta.
Una descarga eléctrica se dispara por todo mi cuerpo al notar que mi mano sigue apoyada en su pecho y que él me tiene agarrada de la cintura. Rompo el contacto ignorando el deseo que me produce su cercanía y el aroma de su perfume.
No puede ser que él me siga atrayendo después de tantos años. No es hombre para mí, aunque alguna vez pensé que lo sería.
Abro la boca para responder cuando escucho una voz masculina llamando a Travis. Ambos nos giramos y ahí está El señor Glove con su esposa y la pareja que lo acompañaba.
¿Travis conoce a los Glove?
—Creía que no aparecerías—le dice el señor Glove estrechándole la mano—. Tu jefe me habló tan bien de ti que quería conocerte.
—Es un placer.
Y yo soy más ignorada que amante encubierta. Sin embargo, puedo presentarme sola y aprovechar que Travis tiene contacto con él.
—Y yo soy Andrea—exclamo dando un paso al frente y atrayendo la atención de todos—. Me encantan sus zapatos, señora Glove.
—Gracias. Un gusto.
—¿Es tu novia, Travis? —pregunta el señor Glove—. Sé que esposa no tienes.
—No, Travis no tiene novia, ni esposa, ni nada. Vive para el trabajo—menciona el petizo sin gracia con cara del señor Miyagi—. No es hombre de familia como nosotros. —se ríe.
¿Y este idiota quién es?
—Oye, disculpa, pero no deberías hablar así de una persona y menos ser mal educado respondiendo la pregunta que se le hizo a otra persona. No conoces a Travis. Es verdad que es un obsesivo del trabajo, pero siempre deja todo si su familia lo necesita y su hermana puede confirmarlo, yo misma puedo hacerlo. El viernes pasado estuvo cuidando de nuestra sobrina para que su hermana y su esposo pudieran tener una cita. Yo amo a mi sobrina, pero me cuesta cambiarle los pañales, mientras que él lo hace sin problemas.
—Vaya, me gusta que defiendas a tu novio—exclama el señor Glove riendo—. Mi esposa hace lo mismo.
—Andrea no es mi novia. —dice Travis.
Enarco una ceja analizando la situación.
Ya veo lo que sucede. Travis quiere a este hombre de cliente o está a punto de tenerlo y el enano con cara del señor Miyagi intenta impedirlo. El matrimonio Glove le da importancia a la familia, a la pareja que trabaja juntos y esa es una forma de llegar a ellos.
—No, soy su prometida—acabo por Travis tomándolo del brazo. Él abre los ojos y me mira. Yo sonrío—. Lo siento, ya sé que querías mantenerlo en secreto un poco más, pero ya es difícil—les brindo una sonrisa al matrimonio Glove—. Travis y yo hemos mantenido nuestra relación con perfil bajo porque soy la mejor amiga de su hermana y todavía es algo raro. Además, los dos queremos avanzar en nuestras carreras por nuestra cuenta.
—Trabajar juntos es una buena opción—dice la señora Glove—. A mi esposo y a mí nos funciona.
—Tal vez podríamos intentarlo. Él es un buen asesor financiero mientras que yo trabajo en el sector inmobiliario. ¿Cuál es el secreto de su éxito?
—¿Por qué no vamos a nuestra mesa y seguimos hablando? —sugiere el señor Glove.
—Esa es una idea estupenda—apoya su esposa y me sonríe—. Andrea, pareces una chica simpática y con carácter, justo del tipo de personas de las que me gusta rodearme.
Llevo la mano al corazón.
—Me siento halagada. Claro que vamos ¿no, amor?
Travis se ha quedado mudo.