Cruzada de sangre - Linajes #2

Capítulo 40

Luego de que Cristóbal habló por teléfono sin dejar de caminar de un lado a otro se acercó a nuestro lado. Con Víctor y los otros intentamos ordenar los destrozos de nuestra casa buscando acomodarnos de alguna forma, mientras que Maximiliano se ha mantenido alejando en silencio. Lo observo inquieta, hasta ahora ninguno ha querido contarme lo que les pasó y siento que me están ocultando información.

 

—Ellen como siempre nos culpó del ataque —Cristóbal sonrió con ironía—. Alejandro por lo menos ha comprometido su ayuda y la de su clan para poder atrapar a quienes han sido los perpetradores de este ataque.

 

—Maximiliano ¿Tienes alguna idea de los pasos que debiéramos seguir? —le pregunté preocupada porque en este instante no veo pistas que nos lleven a algo.

 

—Lo siento, joven líder —habló entrecerrando la mirada—. Por más que interrogue al vampiro que atrapamos en la fiesta de los Torcazal no quiso confesar en qué lugar se encuentran Frederick y Rouse.

 

Aun me cuesta creer que sea cierto que ellos estén detrás de todo esto, pero confío en los resultados de la investigación de Maximiliano.

 

—Incluso hay vampiros que fueron a buscarlos al lugar en donde tuviste un encuentro con ellos y no encontraron nada, y donde estaban sus supuestos cuerpos tampoco —se colocó serio—. Estoy intentando aferrarme de algo, pero no hay nada…

 

—El asunto es que es una venganza de tu familia —lo interrumpió Natalhy con seriedad.

 

Y aunque no hay dejo de maldad en sus palabras la mirada sería y fija de Maximiliano no pasó desapercibida, hay rencor en ella a pesar de que intenta disimularlo.

 

—Lo sé —respondió secamente.

 

—Me refiero a que tal vez podrías...

 

—Si tuviera idea de cómo detener esto lo habría hecho —habló en forma agresiva sin dejarla terminar, luego pareció darse cuenta de esto y bajando su voz desvió la mirada—. No apoyo la muerte de inocentes, hacer sufrir a otros en busca de una venganza te hace ser igual a aquellos que odias.

 

Dichas estas palabras se disculpó saliendo de la casa. Natalhy hizo el intento de seguirlo, pero Cristóbal la detuvo moviendo la cabeza, la vampiresa bajó la cabeza con culpabilidad. Salí detrás de Maximiliano aun confundida por la actitud de ambos.

 

Afuera con las manos en los bolsillos contempla con melancolía el oscuro y despejado cielo, enciende un cigarro y la luz rojiza hace ver con mayor claridad su rostro.

 

—¿Sabes porque los humanos nos consideran unos monstruos? —preguntó y sin esperar mi respuesta agregó—. Los humanos nos odian porque nos alimentamos de ellos para sobrevivir ¿Pero acaso no hacen lo mismo con los animales que crían? Nos odian porque nosotros somos la versión visible de su propia crueldad, porque a diferencia de ellos nosotros no ocultamos nuestras ansias de sangre y maldad.

 

Luego miró el cigarro y se rio con suavidad antes de tirarlo al suelo y apagarlo.

 

—No había vuelto a fumar desde que ella se fue —habló y aunque sonríe luce triste. No sé quién será aquella a la cual llama “Ella” pero por su mirada debió ser una mujer importante para él.

 

—Maximiliano... —murmuré preocupada.

 

Levantó sus manos y las contempló con expresión desolada, hasta con resentimiento.

 

—Nunca pensé que un día llegaría a darme cuenta lo que se siente sostener las manos de quien amas sabiendo que morirá. Sentir su calidez, su temblor, escucharla llorar y quedarte a su lado porque a pesar de que no puedes salvarla no quieres que este sola. Y piensas "Soy un vampiro, un ser poderoso, que podría salvar a cuantos humanos quisieras, pero no soy capaz de salvar a la única humana que amó" —se giró observándome con dolor—. Víctor es afortunado...

 

No tuve palabras para decirle cuando noto que su dolor es algo más allá de lo que siquiera puedo sentir.

 

—Me gustan las noches oscuras y estrelladas como estas, porque me recuerdan a ella y eso calma el rencor que puedo sentir en mi pecho —agregó dirigiendo su mirada al cielo y sonriendo con tristeza—. Líder ¿Qué piensas de todo esto?

 

Me quede estupefacta sin entenderlo. Se río con suavidad.

 

—Habló de que todo esto es a causa de mis propios miembros, de niños que crecieron con rencor y buscan asesinar a quienes les hicieron tanto daño...

 

—Es difícil —dirigí también mi atención al cielo—. Puedo entender en cierta forma su dolor... pero eso no justifica las muertes que han causado, no justifica el asesinato de tantos humanos, el de vampiros inocentes involucrados en todo esto, es como tu dijiste "Hacer sufrir a otros en busca de venganza te hace ser igual a aquellos que odias"

 

—Es lo que esperaba escuchar, mi joven líder —se volcó serio—. Soy sincero en decirle que el asunto está complicado, no tengo pistas para poder acercarnos a los criminales, ellos han movido las piezas de una forma que no encuentro lógica ni orden.

 

—Siento que están jugando con nosotros, en forma macabra... —agregué arrugando el ceño.

 

—Un juego —repitió pensativo—. Como el juego de cartas, El árbol.

 

—Sí, pero te acuerdas de que lo descartamos ya que los asesinados no son familiares... —le recordé.

 

—No, no, no —me interrumpió moviendo la cabeza en forma adusta—. ¡Hemos sido muy tontos! El asesinato de esa vampiresa, el ataque a los clanes, ya sabemos que fueron distracciones, así como quien estaba detrás de esto. Pero Frederick no solo está obedeciendo a la bruja, nos ha obligado a seguirlo en su propio juego.

 

—¿Qué quieres decir? —le pregunté aun confundida.

 

—Catalina, piensa en el orden de los asesinados, en cada familia, es como el juego de cartas, es el Árbol, partes del eslabón más débil, vas juntando experiencia, y luego avanzas con otro eslabón —habló entrecerrando los ojos con seriedad.




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