Cuervo, no me olvides.

25

Solo, frente a la misma pantalla inmensa, miro inumerables imágenes desfilar. Estoy en cada una de ellas, o por lo menos, una versión de mí porque no me reconozco. Es como ver una película interminable donde mi clon es el protagonista. Duele, no tener control alguno sobre su vida. Mi corazón petrificado solo puede amortiguar los golpes que mi mente intenta comprender. Justificar las acciones tan peligrosas de mi clon pone a prueba mi lógica, hasta la insulta. Lo única palabra que puede definir esa conducta es suicidio.
Veo, incapaz de determe, mi yo caer en un pozo sin fin de violencia, alcohol y soledad. Me gustan las motos, sí, ya lo sabía; pero, el acohol, las peleas, y las pandillas no caben dentro de mi entendimiento. ¿Quién soy yo? ¿Quién era yo? ¿Quién soy yo, ahora?

―SIM, para.

De inmediato, el mundo al frente mío se congela. "Alessandro, ¿qué has hecho?" Cómo puedo encontrar a mí mismo si recuerdo nada.
Agotado, tomo mi cabello entre mis manos y soplo mi frutración.

―SIM, enséñame a Catalina.

―ACCESO DENEGADO.

Y vamos de nuevo, SIM me bloquea cada intento por entrar al expediente de Catalina. Ya ni las cuento. Todo lo que respecta al Cuervo me lo enseña, pero nada de Catalina. Es como toparse con una pared.

―¿Por qué SIM?

―PREGUNTA EVASIVA. POR FAVOR, REFORMULE.

Reformular mi pregunta, ¿Cómo puedo reformular un nombre? Digo, un nombre es un nombre no se puede alterar... al menos que... ¿un apodo? Si Catalina tuviera un apodo, ¿cuál sería? Me brulo con el solo pensar en la una cantidad inmaginable de apodos, sí, se me ocurren muchos: dolor de trasero, presumida, testaruda, orgullosa, caprichosa, fría, misteriosa, frágil, analcanzable, como...

―SIM, muestráme a "princesa"

―ACCESO CONCEDIDO.

¡Bien, por fin! Voy por buen camino. ―SIM, primer encuentro.

Enseguida, la vista del puente en una noche oscura aparece. Al ver los faroles prendidos y la circulación por las afueras, entiendo que ya deben de ser las once, o quizas medianoche.  La grabación cambia de enfoque y de una vez la sorpresa me impacta, ese puente es el mismo... trago con dificultad. Luces de una motocicelta aparecen junto con el rugido del motor: el Cuervo. Todavía no consigo asimilar que ese personaje sea yo. Él es tan intenso, despiadado e impresionante. El Cuervo para en seco, sus movimientos son bruscos y secos. Su mal genio es evidente, y su forma de volver a arrancar su máquina es violenta: ruedas chillan, humo se difumina a su alrededor, y de golpe acelera. Frialdad y  violencia es lo que respira por los poros de ese hombre al dirigirse a la velocidad. No pareciera que su objetivo sea atravesar el puente sino que un infierno sobre ruedas. 
Y lo entiendo. Sé lo que él hace aquí. Lo entiendo tan perfectamente porque lo soñé una cantidad incalculable de veces. Él viene a recordase los últimos momentos con Lucy. Para esa época, él no lo sabía. Con tristeza, admiro el dolor del Cuervo y el mundo que él se ha creado. Cada gesto parece ser una declaración guerra, no existe espacio ni movimiento inútil. Todo es preciso y calculado. Una máquina fría y violenta que se dirige hacia un lugar donde mi corazón ya late con fuerza. Un lugar donde las emociones que creía inexistente brotan a flor de piel.
El Cuervo vuelve a parar en seco, se quita el casco y baja con prisa para correr hacia la barranda.
En mi mente visualizo a Lucy, pero mis ojos miran a Catalina en persona. "Ella no sobrevivirá, es lo primero en lo que pienso." El tiempo se detiene, mis manos sudan, mi boca se vuelve seca, mi corazón bombea lento y pesado. El Cuervo se acerca, con cuidado, y lo escucho susurrar: ―No lo hagas.

El rostro, su rostro gira hacia mí, borrando el de Lucy para siempre. No es que Catalina sea más bella que Lucy, todo lo contrario. Son sus ojos, junto con su rostro. Es esa mirada pérdida y frágil, son sus delicados labios temblando de temor, sus mejillas hundidas de lágrimas, sus pestañas mojadas que realzan el color de sus ojos, su cabello desordenado alzado en desorden por el viento.
Apreto mis labios porque el Cuervo no la toma. "Tomála, le ordeno en silencio." Nada, ambos se miran por lo que parece una eternidad. ―¡Tomála! ―grito, de miedo de pie, con los puños apretados.
Es ridículo, sé que Catalina no lo hizo, y no lo hará. No lo hará, me repito, pisoteando con mis zapatos lustrados de cuero con la cabeza gacha. No quiero ver, no quiero mirar. Solo escucho, atento a Catalina enviar al Cuervo para la mierda con educación. Y me rió de buenas ganas, solo a esa mujer se le ocurré medirse con el Cuervo. Aún al borde del suicidio Calatina quiere tener la última palabra. Paro de pensar, y pienso. Catalina, la Catalina que veo al frente mío no es la que conozco. Todavía puedo distinguir esa luz dentro de ella. Trago con dificultad, ya van dos veces que mi camino se cruza con el Catalina en ese puente. Dos veces que Catalina, vuelve a él. Esa realidad me aterra porque puedo diferencia sin dificultad alguna la vieja Catalina que no conoczco con la de mi realidad, y la comparación es caótica. 
De prono, distingo un movimiento brusco del Cuervo y alzo la cabeza. Catalina está en sus brazos, respiro.  

Entonces esa fue la primera vez que nos encontramos. Un sin sabor amargo invade mi boca, ella no conoció a Alessandro, no. Ella conoció al Cuervo. Y hasta podría que ella se haya enamorado de él antes de mí. Sí, somos la misma persona, pero el Cuervo representa una parte mía oculta. EL Cuervo tiene a Catalina, y él tiene ahora acceso a SIM3. ¿Por qué? ¿Por qué yo, Alessandro, no soy suficiente?
Ambos se encontraron en circunstancias trágicas, en las que jamás pondría para un aniversario. No habría ese recuerdo feliz: "te acuerdas la primera vez que nos conocimos, cuando me iba a tirar del puente..." Por Dios Santo Catalina, ¿por qué?

Por instinto me devuelvo hacia la puerta y realizo lo afortunada que es ella ahora de no estar conmigo. De pronto, vuelvo a mirar a la pantalla, el movimiento de esa tela blanca por el viento me devuelve a mis noches, pesadillas enteras al no poder ver su rostro, ¿por qué mi mente te borrró? ¿Por qué no puedo recordarte, Catalina? Observo a esa pareja, el Cuervo y la Princesa, es tan poco probable y desgarrador que verlos juntos es bello. Sí, a pesar del mundo que los separa es una bella pareja.
De inmediato, realizo que las probabilidades que el Grupo 3 la acepte, son remotas.




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