Debe ser una broma

Un terrible comienzo

Adeline ya no puede seguir tranquila, han pasado tres horas y nadie ha venido por nosotros, el servicio en nuestros teléfonos no funciona, emergencias no responde, esto está mal.

Adeline me ve furiosa,
—Eres un imán de mala suerte.

La veo con el ceño fruncido,
—Te lo he dicho, no controlo el destino.

Ella cruza sus brazos,
—Llevo seis horas contigo, seis horas—recalca,
—Y en esas seis horas me han sucedido las peores cosas que me han sucedido en toda la vida.

—Estás loca, es cierto que en mi vida tengo mucha mala suerte, pero no es mi culpa que todo esto sucediera.—Digo molesto.

Ella comienza a temblar,
—Joey, no aguantó más, odio los lugares pequeños, no soporto que hacer.—comienza a gritar y golpear la puerta,
—¡AYUDA! ¡AYUDA! ¡¿SE ENCUENTRA ALGUIEN POR AHÍ?!

Al principio me pareció tonta su idea de gritar, pero alguien debe escucharnos, así que comencé a gritar con ella,
—¡AYUDA! !ESTAMOS EN EL ASCENSOR!

Nuestros gritos desesperados de ayuda, parece que funcionaron,
—¿Hay alguien en el ascensor?—Pregunta alguien de afuera.

—Si, somos dos personas.—Responde Adeline desesperada.

—¿Se encuentran bien?

—Todo está bien, pero tenemos tres horas encerrados.—Respondo.

—Buscaré ayuda, no se muevan.—Dice la persona que se encuentra afuera.

—Claro, ¿a dónde más podría ir?—Opina Adeline

No puedo evitar reír, fue algo tonto decir que no nos moviéramos.

Al final logramos salir del ascensor, jamás me había alegrado tanto al estar lejos de una chica.

Llego a mi apartamento y mi mala suerte no termina, justo en el cuarto de al lado, veo a Adeline, ella me observa con sorpresa,
—¿Me estás siguiendo? Acosador.

Quedo perplejo y no sé responder,
—¿Qué?

Ella frunce el ceño,
—¿Qué haces aquí?

—Este es mi apartamento, ¿tu qué haces aquí?—pregunto, sorprendido al verla aquí.

Ella me abre su boca en forma de una pequeña o,
—Tú, tú ¿vives aquí?

—¿Eres tonta? Claro que vivo aquí.

—¿Desde cuándo?— pregunta sorprendida

—¿Estás interrogándome?—Pregunto molesto y cansado.

Ella niega repetidamente,
—No, solo jamás te había visto.

Ahora yo estoy confundido,
—¿Tu también vives aquí?

Ella me da una mirada que me hace sentí como idiota,
—Desde hace tres años.

Levantó una ceja,
—Wow, yo igual, jamás te había visto, esto es muy extraño.

—Bueno, como sea, espero no me molestes.—Entra a su apartamento y no dice nada más.

Hago lo mismo, al entrar a mi apartamento decido buscar algo de cenar, mientras cocino.

Estoy en mi cama viendo el techo de mi habitación, preguntándome, ¿Cómo es posible que Adeline viva, justo a la par y no lo supiera?

Hoy es el primer día de trabajo, Adeline y yo debemos presentarnos a las 8:00am, espero esta vez no salga todo muy mal, aunque comenzó terrible, la alarma no sonó, así que me desperté media hora antes, corrí al baño y me di una ducha rápida.

Salí del apartamento corriendo, no vi a Adeline por ninguna parte, creí que la encontraría, pero creo que no es así, seguramente ya está de camino a la empresa.

Corro por todos lados, hasta llegar a la estación de tren, no puedo creer que el primer día de trabajo llegue tarde.

Al llegar, inhalo exhalo, para lograr controlarme y que mi corazón deje de estar acelerado por correr a la oficina, veo a todos lados pero no encuentro a Adeline, una secretaría se acerca a mi,
—Buenas tardes joven Wagner.

—Buenas tardes.

—Sígame, lo llevaré a su lugar de trabajo, la señorita Weber, lo espera.

Al llegar noto que es en una oficina muy hermosa, Adeline esta sentada frente al ordenador, la observo y viste una blusa blanca mangas tres cuartos, un pantalón de tela color negro, usó unos zapatos altos de color beige.

La secretaria, me da algunas indicaciones y sale de la oficina.
Sin saludar a Adeline, me siento junto a ella y comienzo a trabajar.

Han pasado cuatro horas, ninguno a dicho palabra alguna y cada uno está en sus pc, hasta que noto algo extraño, Adeline me envía su parte, levantó la mirada de mi laptop y la veo con un pequeño saco puesto sobre su blusa blanca, lista para irse,
—Adeline, yo no seré quien una ambas partes.

Ella levanta una ceja,
—Tu fuiste quien vino tarde, así que tú debes unir mi parte a la tuya.

Comienzo a reír de forma sarcástica,
—¿Quién dice que debo ser yo el que revise todo, solo por llegar tarde.

Ella se encoge de hombros,
—No esperare a que termines tu parte, para unirla con la mía, tú no has terminado yo si, es lo justo.

—No claro que no, que haré si tienes algún error, no lo corregiré por ti.

—Joey, yo no tengo errores, solo debes unirlo a tu parte.

Niego con la cabeza,
—No puedo creerte, así que no te irás.

—No puedes obligarme a que me quede.—Dice con su ceño fruncido.

Me levantó rápidamente y decido tomar su cartera,
—No puedes irte sin dinero.

Ella me ve sorprendida,
—¿Estás loco?

Sonrió de forma burlesca,
—No me importa lo que pienses.—Tomo la cartera y la coloco entre mis piernas, estoy seguro que no la tomará de ahí.

Ella reprocha,
—Joey, ¿por qué haces esto?

La ignoro y continúo revisando los códigos del sistema, me encargo del área de programación y Adeline, se encarga del área de redes.

Levantó la mirada de la computadora y no veo a Adeline sentada en el sofá, reviso al rededor de la oficina y no se encuentra, ¿a donde habrá ido?

Bajo la mirada a mis piernas, la cartera aún está ahí, pero puedo ver que unas manos se acercan a lo bajo de mi escritorio,
—¿Qué diablos?

Escucho que Adelin se asusta y al levantarse golpea su cabeza en mi escritorio, logrando así que el vaso con agua que tenía se caerá encima de mi computadora, muevo rápidamente la pc, pero ya era demasiado tarde y esta comienza a tirar humo y su pantalla se torna negra.



#8320 en Otros
#1302 en Humor
#954 en Aventura

En el texto hay: comedia, drama, malasuerte

Editado: 24.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.