Descubriendo quién eres

Capítulo 6

Arami

Una hora antes de abrir las puertas oficialmente, todos los empleados se presentaron. Los saludé uno a uno en la medida que llegaban y luego les di un breve discurso motivacional sobre el futuro juntos en nuestra empresa. No obstante, no podía dejar de pensar en la chica. Ella no me miraba y se mantuvo todo el tiempo detrás de todos, hasta que la llamé junto a su compañero para anunciar su ascenso, entonces se colocó junto a mí, sonriendo de manera forzada. Sin embargo, todos parecían haber tomado a bien mi decisión, se notaba que ambos eran personas queridas por sus compañeros.

Consideré que podría citarla a solas y forzarla a decirme lo que era realmente, pero ella se veía muy esquiva, quizá eso sería contraproducente. Aunque con una estrategia sutil tal vez me ganaba su confianza, pero tampoco podía quedarme tanto tiempo como para ello. Tenía en América una manada que atender y varios locales que supervisar.

— Eira, ¿puedes acompañarme, por favor? — le hablé cediendo a mi impulso primario.

— Sí, por supuesto — accedió separándose de sus amigos, para seguirme a la oficina.

Al llegar, la hice pasar primero y luego me quedé de pie, estratégicamente apoyado en la puerta, para que no pudiera huir. Pude oír su corazón acelerado, cuando se dio cuenta de este detalle.

— ¿Qué... qué sucede? — preguntó intentando parecer tranquila.

— Suelo ser honesto, no puedo evitarlo, así que te lo diré sin tapujos: me gustaría saber por qué te ocultas y qué clase de criatura eres. Me he dado cuenta de que llevas un embrujo de ocultamiento.

Ella pareció pensar mucho lo que iba a responderme, pues abrió dos veces la boca para hablar, pero no lo hizo. Era obvio que se debatía entre decir la verdad o negarlo, pero esto último ya no era posible, porque el hecho de que dudara solo confirmaba mis palabras.

— Preferiría mantenerme en el anonimato, señor — admitió por fin. — Si eso no es factible para usted, puede despedirme.

Aunque su declaración podría haber sido desafiante, no lo era. Ella realmente deseaba permanecer sin ser descubierta y soportaría cualquier castigo por ello.

— Respetaré tu voluntad, pero al menos quiero estar seguro de que tu origen no pone en riesgo a nadie aquí.

— Estoy trabajando en este lugar desde hace cinco años y...

Dejó la frase en suspenso, como si estuviera destacando algo obvio. Eira evitaba mirarme a los ojos, aunque por momentos hacía un esfuerzo y me observaba de frente; eran solo unos segundos.

— Con humanos. Me refiero a quienes no lo son.

— No debería yo presentar ningún peligro para nadie.

— ¿Hay más como tú en las cercanías?

— Solo mi abuela, ella vive a varios kilómetros del pueblo, no nos gustan las comunidades

— ¿Están al tanto de que se libra una guerra?

Ella pareció contrariada.

— La verdad no — admitió.

— Pues así es y, ya que permaneces en esta postura, estaré vigilándote hasta que me asegure de que eres alguien confiable.

— Me parece bien — reafirmó sus palabras moviendo la cabeza en asentimiento.

— ¿Eira Brens es tu nombre verdadero?

— Desde que tengo memoria.

— ¿Naciste aquí?

— No, en América.

— ¿En qué lugar?

Ella empezó a ponerse inquieta.

— El primer lugar del que tengo recuerdo es Matamorros, México, pero viajábamos mucho, no podría asegurar que sea mi lugar de origen — explicó.

— ¿Por qué viajaban?

— No sé.

— ¿Qué edad tienes?

— Ya no quiero seguir respondiendo preguntas — se negó cruzando los brazos delante de sí y me miró con desafío en sus ojos castaños por unos instantes.

Iba a insistir cuando Cielo tocó a la puerta. Sentí molestia por esta interrupción, si al menos supiera cuándo y dónde había nacido, podría hacer averiguaciones. Pero ella ya se había plantado en la negativa, por lo que tendría que esperar otra oportunidad.

— Hablaremos luego.

***

Eira

Afortunadamente, pude escapar al interrogatorio de Arami, aunque no logré negar que no era una humana. La noche pasó relajada, hubo gente del pueblo y también criaturas, aunque no muchas. Al menos, estar en la trastienda me daba una ventaja, pude pasar desapercibida y, al llegar la hora de cierre, me retiré sin inconvenientes

Al día siguiente, Arami había viajado y no volvería hasta el mes entrante, según palabras de Cielo. Ella sabía que yo no era humana y me miraba con recelo, pero no le presté atención. Quizás sería ella quien me vigilaría, pues no había notado nada entre los nuevos empleados, y tampoco que alguien me siguiera a casa

El trabajo era relajado en verdad, y no me costó acostumbrarme. Mi descanso era el martes, por lo que, llegado el día, viajé a ver a Taty. Llevaba cuatro días tomando la tisana para abrir mi cuerpo energético al astral, pero ella no había obtenido respuestas.

— Dime, por favor, si has visto algo — le pregunté luego de darnos un abrazo

— Solo una niebla blanca cubriéndote, como siempre, es tu loba.

— Mi loba se ha ido, abue — repliqué con pesar

— Pero te he hecho un amuleto más poderoso, llévalo en contacto con tu piel, puedes prenderlo con un alfiler a la ropa interior.

Al entrar, me dio un saquito pequeño de cuero cosido por todos los lados.

— Gracias, igual no lo necesito, él se dio cuenta de que me ocultaba. Afortunadamente, no me presionó para decir mi especie, pero me hizo muchas preguntas, hasta quiso saber qué edad tenía y dónde había nacido.

— ¿Y le respondiste?

— Solo algunas cosas. De todas formas no me presionó. Solo me dijo que me vigilaría porque no podía confiar en alguien que se oculta y estamos en guerra. ¿Tú sabías algo?

— He visto que hay energías oscuras que nos asechan, pero no estaba segura sobre a qué se referían. ¿Y en guerra con quién?

— No lo dijo, pero no creo que sea con los vampiros porque hay varios trabajando en el área de seguridad.




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