Hola, mi princesa.
Desearía comenzar esta nota con una buena noticia, o al menos sintiéndome un poco feliz a pesar de las circunstancias. Y es que si ya no podía oírte hablar antes, ahora ni siquiera me permiten pasar a visitarte. Así como ayer me habían negado el acceso durante la hora de visitas, hoy he concurrido al hospital con la esperanza de esta vez sí poder verte; pero no ha habido caso alguno. Siguen sin permitirme pasar, y no entiendo por qué lo hacen.
No creas que no he insistido en pasar, porque realmente lo hice. Pedí explicaciones, pero ignoraban mis preguntas y repetían una y otra vez que no me podían permitir ingresar a tu habitación por órdenes de tus padres. No me dijeron por qué ellos pedirían algo así. Tampoco los he visto para preguntarles ni me han contestado las llamadas telefónicas. Supongo que me han bloqueado de sus contactos.
Esto cada vez se vuelve más duro. El que no me puedas ver es doloroso, y ahora saber que yo tampoco te pude ver hoy, así como tampoco te pude ver ayer y quizás tampoco te pueda ver mañana, duele aún más.
Realmente necesito que mejores, pequeña. Extraño tu voz, tus labios, tu alegría y aquellos ojos cafés.
Te amo, princesa.
Y, por favor..
Despierta, Kira.
#30263 en Novela romántica
#6851 en Joven Adulto
tragedia amor perdida dolor, despedidas corazon roto muerte, cartas recuerdos memorias historia corta
Editado: 07.11.2020