Hoy no hubo frío que impidiera que Evelyn fuera a visitarte. Esta vez llevó consigo su laptop y me permitió acompañarte por un momento a través de una video-llamada. Nunca antes había estado tan agradecido como ahora por tener una excelente relación con tu hermana. Te confieso que es mi segunda persona favorita.
Me pregunté si tú también podías sentir el frío helarte. En realidad, se lo pregunté a Evelyn. Rió en un intento de hacerme quedar como un tonto por no saberlo, pero al final acabó admitiendo que ella tampoco sabía si tú sentías algo. A modo de consuelo, me confirmó que la sala en la que estás internada está encendida la calefacción, y que el frío del exterior no logra atravesar la ventana.
Espero que cuando despiertes logres recordar si sentías frío, calor o la más mínima sensación que demuestre que aún estabas aquí.
Abre tus ojos, amor.
Despierta, Kira.
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Editado: 07.11.2020