Doctor Sánchez

5

Rachel. 


Llegué al hospital, me acerqué al puesto de enfermería para firmar la planilla de control de ingreso del personal.  Mis compañeros Camilo y Mishell ya había llegado, Allison estaba haciendo una llamada telefónica, yo saludé, firmé y me fui a cambiarme, el personal tiene un área que es muy similar a un pequeño apartamento, con una habitación, una cocina y área de recibidor. 


Me metí al cuarto, me lavé los brazos, la cara y mis manos, luego me cambié la ropa por el uniforme, de último me puse mis zapatillas de enfermera y la cofia. 
Salí al área de la cocina y saqué el recipiente de mi almuerzo y lo lavé, en ese instante Camilo llegó, estaba impaciente marcando un número en su celular, luego resopló y me dijo: 


—Mi novio se quedó hecho un energúmeno, no entiende que la operación de Miguel Ángel es muy importante para mí, ¡es un egoísta! Él sabe que todos aquí estábamos rezando a los dioses por un nuevo corazón para Miguel Ángel. ¿Qué opinas de su actitud? 


—En cierto modo puedo comprenderlo, no todos entienden nuestra profesión y que debemos entregarnos al deber. 


—Ya estoy harto de todo, y si supieras, para ponerle la cereza al pastel, la doctora Grace le ordenó a la señorita Allison que localice al ogro donde sea que se encuentre, como él no contesta su celular, la doctora Grace dijo que siguiera insistiendo, que llame a todo el mundo hasta localizarlo. ¿Qué necesidad hay que él venga?  —

 

Resopló con enfado, luego miró hacia arriba y juntó las manos mientras hizo una pequeña plegaria—. Diosito, tú qué todo lo ves, haz que el ogro no atienda el teléfono y no venga a echarnos a perder lo que queda de este domingo. 


Sentí escalofrío solo de imaginar que él llegara en ese momento, no quería ver al doctor, también recé en mis adentros, anhelé con todo mi ser que él no atendiera el teléfono.


Me mareé y me fui hacia un lado, pero me agarré de la mesada, Camilo me tocó el hombro. 


—¿Te sientes mal? 


—No te preocupes, es solo un pequeño mareo, es que no dormí bien. —Él puso una pícara sonrisa y en un tono jocoso agregó: 


—¡Claro! Ese semental con el que te fuiste de la disco seguro no te dejó dormir, mínimo debió voltearte al revés como a un calcetín. 


Se me tensó la cara, supuse de inmediato que Camilo estaba enterado de todo. 


—¿Con quién me viste? —pregunté enérgicamente. 


—Yo que sé, lo vi de espaldas, solo sé que era un tipo más alto que tú, con su cuerpo bien fornido. 


Suspiré en silencio, luego le dije: 


—Alguien más lo vio. 


—No reina, Mishell y Patricia estaban muy borrachas a esa hora, yo era el único cuerdo anoche, las estaba cuidando, pero tú te me escapaste, fuiste al baño y no regresaste, al rato fui a ver dónde estabas, y pues te vi salir con ese bombón. ¿Cómo se llama?  


Me quedé muda pensando mil cosas, Camilo insistió: 


—Dime, ¿cómo se llama? ¿Quién es? 


En ese momento Mishell nos interrumpió. 


—Chicos, ya llegó la doctora Grace, quiere que vayamos a su consultorio. 


Suspiré de nuevo, de inmediato nos fuimos al consultorio de la doctora Grace. Somos un equipo de nueve, entre médicos y enfermeros, aunque en el quirófano se unirán otros doctores especialistas en otras áreas de la medicina. 


La doctora Grace estaba de pie, tenía su cabello rizado y oscuro amarrado con una cola alta, lo cual hacía ver su cuerpo largo y espigado, ella me supera en estatura, siempre lo supe, pero por primera vez noté que ella debe tener la misma estatura del doctor Sánchez. 
Ella comenzó a darnos un leve discurso. 


—El corazón estará aquí en media hora, la ambulancia ya debe estar por llegar con el niño —nos miró a Camilo y a mí —. ustedes se harán cargo del traslado del paciente, los demás vayan y preparen el quirófano.  
Luego dirigió su mirada hacia Alisson.  


—¿El doctor Sánchez ya contestó? —Mi corazón casi se sale de mi pecho, la verdad es que no deseo oír ese nombre. 


—No, el doctor aún no ha respondido los mensajes que le dejé. —La doctora se exasperó. 


—¡No puede ser! ¿Llamaste a su familia? ¿Le dijiste que es importante? 


—Sí doctora, pero él está fuera de la ciudad.


—Pero él jamás apaga el teléfono. 

 

Miré a mis compañeros, algunos tenían sus cejas levantadas, ninguno deseaba que él doctor se pareciera por el hospital ese domingo. 


La doctora Grace se vio preocupada. 


—Es una operación muy delicada. 
La verdad es que la doctora Grace estaba muy capacitada para dirigir esa operación, aunque sí, el doctor Suárez la supera, es innegable que él es uno de los mejores cardiólogos infantiles del país. 


Todo el equipo procedió a preparar el quirófano, mientras que Camilo y yo nos dirigimos a recibir al niño en el pasillo, teníamos puesto nuestros trajes quirúrgicos y la mascarilla. 




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