Damián.
Ese día pasaron tantas cosas, después del mal rato que la doctora Grace me hizo pasar, decidí que debía hablar con la señorita Rachel, pues supuse que ella asumiría que yo la iba a despedir como un modo de deshacerme del problema, pero quise decirle que no lo iba a hacer, no tenía pensado complacer a Grace, que de hecho me exigió que la despidiera.
Flashback
Hablé con ella en su consultorio, la encontré con la enfermera Allison, supuse que era su confidente, de hecho ya desde antes siempre noté que eran muy cercanas. Yo estaba enojado y miré a la enfermera.
—Salga.
Ella sin decir una sola palabra se marchó del consultorio de Grace. Me hice cargo de cerrar la puerta con seguro, tenía mucho enojo, intenté no perder los estribos, pero estaba deseando ahorcar a esa doctora.
Ella estaba de pie con los brazos cruzados, y tenía su rostro hacia el lado contrario, le hablé con una voz ronca que denotaba mi enojo.
—¿Cómo te atreviste a hacerme semejante escándalo? ¿Acaso se te atrofió el cerebro?
Ella no me contestó, tampoco hizo el intento de mirarme, odio que me ignoren, más aún cuando alguien me hace enojar, entonces la agarré del cuello y la recosté contra la pared, por un momento apreté con fuerza, sentí que mis ojos se me querían salir de mis órbitas, no me di cuenta de la fuerza que apliqué con mi mano sobre su cuello y apreté los dientes.
—La enfermera Rachel y yo no estamos saliendo, y si así fuera, no tienes ningún derecho de reclamar, es mi vida y hago lo que se me dé la gana.
Noté que su rostro se enrojeció, entonces la solté y la tiré sobre el sofá, ella cayó sentada y comenzó a toser, yo solo me quedé observándola, tenía mis puños apretados del enojo, la verdad es que tenía mucho tiempo sin sentirme tan cargado de ira, gracias a mi terapeuta podía identificar mis emociones negativas, y lo que estaba sintiendo era un sentimiento destructivo. Pensé en ya no seguir cerca de ella, lo mejor era largarme.
—Ya no vamos a continuar con este circo. —Grace se levantó tocándose su cuello, ahí sí me miró a los ojos, con su rostro mojado en lágrimas.
—¿Por qué no quieres entender que deseo que lo nuestro sea verdadero? estás solo, necesitas una esposa, tu hija necesita una madre, ¿No te das cuenta de lo que estás dejando ir?
Se acercó e intentó tocar mi rostro, pero yo estaba muy enojado, la miré con dureza y aparté su mano, e impedí que me tocara.
—Mi esposa, la madre de mi hija está muerta, no necesito meter a otra mujer en mi casa.
—Estás sacrificando todo lo que podríamos tener solo por… salir con esa enfermera, o con cualquier mujer que no está a tu nivel.
—¿Cómo crees que te ves ahora que actuaste como una loca? ¿Cómo piensas manejar la situación con la señorita Rachel después de que pusiste el ridículo?
Se secó las lágrimas y me dijo con ligereza:
—Despídela, si de verdad no estás saliendo con ella échala de este hospital. —Entrecerré mis ojos.
—No, la señorita Rachel continuará trabajando conmigo en este hospital.
—¿No te importa que eso me haga sentir incómoda?
—Puedes renunciar, así evitas estar incómoda, ya que no sabes separar y poner cada cosa en su lugar. Sabes qué, mejor me largo.
Me dirigí a la puerta, no la escuché más, después quise ver a la enfermera Rachel, no permitiría que por culpa de la doctora Grace se cometiera una injusticia con ella; quizás solía ser duro con mi equipo, o muy testarudo y exigente, pero no admito las injusticias, Grace me demostró que no tiene buen juicio cuando de sus emociones se trata.
Vaya error cometí, jamás, jamás te involucres con un compañero de trabajo, al menos que decidas asumir las consecuencias.
Fin del flashback
Busqué a la señorita Rachel, pero ella huyó de mí, subió al ascensor y se marchó, yo decidí alcanzarla y subí al otro.
Cuando la encontré en la calle, un auto la acababa de atropellar, ella estaba tirada en el suelo, estaba inconsciente, había gente alrededor observando con curiosidad.
Me incliné para darle los primeros auxilios y mandé a alguien a pedir una camilla en el hospital; la revisé, no parecía ser algo grave, su respiración era normal, de pronto abrió sus ojos, estaba aturdida, miró a todos lados.
Luego se sentó de golpe.
—¿Dónde estoy?
—Ese auto te golpeó y perdiste el conocimiento.
Se quedó mirándome por algunos segundos, luego me dijo:
—¿Por qué está aquí?
—Es que te seguí, no quisiste hablar conmigo…
—Lo sé.
Intentó levantarse, dos enfermeros llegaron con la camilla, ella se rehusó a ir al hospital, dijo que estaba bien, pero no permití que se marchara a su casa en ese estado, de nuevo intentó levantarse, pero no pudo.
La llevaron a emergencias en la camilla, yo me hice cargo y ordené una tomografía.
Le dieron atención, cuando la tomografía salió, entré al cubículo donde estaba, miré la pantalla, no había lesiones.
#163 en Novela romántica
#56 en Novela contemporánea
doctor sexy y arrogante, enfermera empleada, encuentro de una noche embarazo
Editado: 31.07.2024