Capítulo 5: Charissa.

Lunes 8 de Marzo, 2022.
9:50 a.m.

–Chicos, démonos un descanso de cinco minutos...Tal vez diez.

Me levanto al oir las palabras del profesor y decido caminar hasta su escritorio mientras que veo cómo algunos estudiantes se van.

–Disculpe la molestia, profesor ¿Podría indicarme dónde está la dirección? Necesito entregar algunos papeles que me faltaron para el registro.

El hombre me mira por sobre sus lentes, luego hacia mis espaldas y señala con el dedo índice diciendo:

–Luther puede llevarla. En este momento tengo una emergencia...urinaria. Con permiso– sale apresurado con su maletin debajo del brazo.

Con expresión de asco me giro y me topo de frente con alguien que hacía mucho me había resignado a ver de nuevo. Una amplia sonrisa se plasma en mi rostro al reconocer aquellas gigantes gafas y ojos temerosos.

–No puede ser cierto ¡Lu!– me acerco rápido para abrazarlo por el cuello.

Chillo feliz, cuando de repente un sentimiento extraño se instala en mí al notar que su cuerpo está tenso, a penas me abraza y parece incómodo. 

–Hum...Perdón, seguro debes pensar que estoy loca. Es que hacía mucho no nos veíamos y...-

–Seis años– interrumpe y rasca su nuca –Seis años sin vernos.

Asiento y digo: –Te ves muy bien.

–Igualmente– aclara su garganta. Casi no levanta la vista en el momento en que señala la salida del aula –¿Vamos a dirección? Es cerca.

Esta vez elijo guardar silencio. Siento que estaba hablando de más y a juzgar por su cara no le agradó verme de nuevo.

"Oh vamos Charly, por supuesto que no le agrada. Le rompiste el corazón a los 14 años cuando te mudaste, prometiendo seguir en contacto. Promesa que, por cierto, duró tan poco como un triste amor de verano" me reprocho rápidamente.

–Es aquí– paramos el paso que veniamos haciendo por el pasillo al llegar frente a una simple puerta de madera, con un letrero con letras doradas que dice "Oficina de la Dra. Paula Yasmin".

–Gracias Lu...Luther– corrijo el apodo y golpeo suavemente la puerta con mi puño.

–De nada.

Verlo alejarse así sin más, sin saber qué fue de su vida luego de nuestra despedida, me aprieta el corazón.  Me hace experimentar una especie de dejá vu.

–¿Vas a extrañarme?– pregunta con ojos llorosos. Su voz sonaba quebrada, seguro a causa de un nudo en la garganta parecido al mío.

–Por supuesto que sí, tonto– dicho eso un sollozo de se escapa de mis labios y no puedo hacer más que abrazarlo.

Sé que no debería sentirme culpable por haberme ido, ya que fue una decisión que no estaba en mis manos, pero aún así tal vez todo hubiera sido diferente si mantenía contacto con él. Incluso mi historial amoroso sería más prometedor.

Salgo de mis pensamientos y decido entrar a la oficina.

Viernes 2 de Diciembre, 2016.

6:10 p.m.

Mis padres me dijeron que nos tenemos que mudar a casa de mi tía. Ella vive del otro lado del país. No entiendo el por qué, no quiero dejar a Lu aquí, no quiero alejarme de mis amigos y de lo que conozco.

–Charly entiende, no podemos pagar la hipoteca...Tenemos deudas. Tu tío nos ayudará para que papá vuelva a trabajar pero no sabremos cuánto tiempo tardaremos en recuperarnos para volver aquí.

–¡No, no, no!

Gritando salgo del antes llamado hogar, ahora parecía que solo era un lugar más para mis padres. Necesito aire. Me siento perdida, con miedo. Solo corro y corro hacia su casa porque él me hará sentir mejor. Siempre lo hace.

Sorbo mi nariz, la limpio con mi chaqueta y toco la puerta.

Dalila abre la puerta, inmediatamente nota que algo no va bien conmigo.

–Char ¿Qué pasa?

–Hola...¿Está Luther en su habitación?– la miro con los ojos cristalizados.

–Sí, claro. Pasa– se hace a un lado para que entre.

No tengo que avanzar a las escaleras porque el rubio ya está delante de mí con el semblante preocupado.

– Hola bonita ¿Qué pasa? ¿Por qué te ves triste?

Soy incapaz de modular palabra alguna.

¿Cuánto tiempo pasará hasta que vea de nuevo aquellos hermosos ojos? ¿Cuándo nos abrazaremos de nuevo si me voy? ¿Seremos capaces de seguir nuestra relación a distancia?