La humanidad, una vez más, se ve condicionada por la distopía. Cuando la evolución parece limpiar toda aspereza, los eventos históricos del país se reflejan segregando novedosos e injustos actos.
Los tiempos oscuros han cesado, la opinión pública es incierta y una desconfianza gravita como un remanente entre las miradas de 30 millones de habitantes. La democracia resurgía aquél 10 de Diciembre de 1983, con la llegada de Alfonsín y la finalización de la dictadura. No obstante, las raíces y los vestigios de las macabras influencias permanecían entre las sombras.
Hacía años que, en la academia de oficiales de la Policía, se rumoreaba sobre un caso, originario de 1980, en plena dictadura. 4 años más tarde, el comisario León Martins, había sido seleccionado como encargado para investigar una corporación fantasma. Con los ojos ocupados en acontecimientos de gravedad, se perdía de vista la cuna de la misma.
Argentina se sostenía a pesar de las secuelas producidas por el pasado. Y también se sumaba la guerra por las Malvinas que contribuía a debilitar toda esperanza...