El Hijo del Magnate

CAPÍTULO III. SÍNTOMAS EXTRAÑOS.

CAMIL.

Abro mis ojos de par en par, ¿qué he hecho? ¿Quién es este hombre? Me da un beso qué me deja suspirando por más, sale de donde estamos, trato de recomponerme, siento como si me hubiera pasado una grúa por encima.

Acomodo mi vestido y mi cabello, estoy desalineada, me asomo para ver dónde está el hombre, al verlo distraído aprovecho para darme a la fuga, no se quienes son esas personas y mucho menos se que otras intenciones tenga ese hombre.

Tomo mi móvil y le marco a Elsie, pero no contesta. Salgo sigilosa, respiro profundo al ver que salí ilesa de esa habitación, es decir no tan ilesa que digamos pero salí.

Al salir afuera detengo un taxi. Mi teléfono suena, veo la pantalla y sonrió.

—¿Dónde estás? —pregunta mi amiga.

—Voy en un taxi y, antes de que digas algo, me fui porque ese chico me tenía fastidiada.

—Está bien, solo quería saber ¿dónde estabas? —con eso cierro.

Al llegar al apartamento paso directo a mi recamara, me tiro a la cama, no se que hice y con quien lo hice. Corrijo, si sé lo que hice, pero no sé con quién. Pero fue maravilloso, jamás alguien me había besado así y mucho menos me había sentido de esta manera…

—¿Dime que pasó esa noche, dónde te metiste y con quien te fuiste? —pregunta por décima vez Elsie.

Han pasado tres semanas de todo eso y ahora me siento rara. No le he dicho a Elsie lo que pasó y no pienso decírselo.

—Ya te dije el chico ese se volvió un fastidio y tuve que escaparme.

—Algo más paso Camil, y no quieres contarme.

—No pasó nada —hago una mueca al sentir el aroma de la comida.

—¿Segura? —asiento.

—Iré a terminar mi ensayo, quiero ser una de las escogidas para hacer la pasantía en Zenith Capital Partners.

—¿Aplicaras?

—Ya aplique, en una semana darán los nombres de los estudiantes que irán hacer su pasantía con ellos.

—Eso es genial, he escuchado que el magnate de esa empresa es ¡uff! Pero su personalidad es ya te imaginarás.

—No creo que tenga que lidiar con él, así que no me preocupo por ello.

—Sabes como le dicen —niego. —El tiburón de cuello blanco.

—Gran apodo —me retiro a mí habitación.

No se que me esta pasando, me he sentido rara desde hace unos días, son unos síntomas raros, si sigo así tendré que ir al médico. Tal vez sea algún virus, no me quiero enfermar.

Empiezo a desarrollar el ensayo, pero de pronto siento mis párpados pesados, tengo mucho cansancio. Esto no es normal. Todo el día lo he pasado así.

❀✿❃✿❃✿❀

Abro mis ojos y miró a mi alrededor, aun sigo sentada en la silla del escritorio, miro mi ordenador, ya casi termino mi ensayo, pero son la una de la mañana. Siento hambre, no pude comer nada ayer debido al malestar que me provocaba el olor de la comida.

Voy a la cocina y me preparo un sandwich, me lo como; cómo si no hubiera comido en días. Ya saciada regreso a mi habitación a terminar mi ensayo, ya mañana lo releo.

En la universidad vuelvo a sentir cansancio, mareo, náuseas por lo tanto tendré que ir al médico hoy mismo.

—Camil, estás segura que estás bien, estás pálida —comenta Elsie. —Te ves fatal, quieres que vayamos al médico.

—No me siento bien Elsie, siento que sudo frío.

—Te voy a llevar al médico.

—Más tarde, quiero terminar mis clases.

—¡Camil! No, nos vamos ya, si algo te pasa tu madre me mata.

—Pero las clases.

—Luego pides los apuntes vamos.

—Está bien —ambas nos retiramos de la universidad.

Al llegar a la clínica doy mis datos y síntomas para que me atiendan rápido. Han pasado quince minutos desde que llegué.

—¡Camil! —me llama una enfermera.

Me levanto y caminó hacia ella, pero de pronto todo me da vueltas. Mi cuerpo se balancea de un lado a otro, escuchó zumbidos, miró a Elsie sus labios se mueven pero no se lo que dice, solo escucho un zumbido resonar en mis oídos…

Abro mis ojos y miro a mi alrededor, parpadeo extrañada del lugar.

—¿Cami, estas bien que paso? —eso quiero saber yo.

—¿Dónde estoy?

—Recuerdas que vinimos a la clínica —asiento. —ibas al consultorio y de pronto te desmayaste.

—Buenas tardes, a ver que tenemos aquí, ¡Camil! —miró a Elsie y luego al médico que es precisamente el chico que me gusta, vamos a la misma universidad pero áreas diferentes.

—¡Alvin! Hola.

—¿Qué te sucedió? ¿Qué haces aquí?

—Solo estaba de pasada.

—De pasada y con intravenosa.

—Está aquí porque no se siente bien y, acaba de desmayarse —miró a Elsie con ganas de guindarla.

—Dime que sucede, seré tu médico.

—Yo… hola Alvin —digo nerviosa.

—Ya lo saludaste mensa —me susurra Elsie.

—Me he sentido rara, estos días,

—¿Rara, cómo?

—Es algo no se como explicarlo, de pronto estoy bien y de repente me da náuseas, me mareo de la nada, me siento cansada. —explico. —No se que tengo o qué me está pasando? ¿Qué son estos síntomas tan extraños?

—Has comido algo que te haya hecho daño.

—No lo recuerdo, a menos que Elsie me quiera matar.

—No te pases Cami.

—¿Qué has hecho estos últimos días?

—Lo de siempre. —por más que hago recorderis de que he comido, no doy con nada. —No se que me esta pasando.

—Calma, voy mandarte hacer unos hemograma completo y descubriremos qué tienes de acuerdo.

—Sí —sonrió.

Recorro su cuerpo, le queda bien esa bata blanca, además es un chico alto, verlo de espalda me trae a la mente un pequeño fragmento de aquella noche. Mi corazón se acelera, mis ojos se abren de par en par y, si él me pego alguna enfermedad.

La máquina empieza a pitar, el zumbido vuelve a mis oídos.

—¡Camil!

—Elsie me voy a morir, seguramente me contagio de algo —balbuceo.

Estos síntomas no pueden ser de otra cosa que no sea una enfermedad…




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