El Hijo del Magnate

CAPÍTULO VII. MALOS CÁLCULOS.

CAMIL.

La vibración de su voz me lleva a esa noche, pero no puede ser él. No claro que no, él es un magnate, él no andaría en esos lugares. Desechó esos pensamientos.

Salgo del elevador pidiendo disculpas por haberme metido en su ascensor personal, solo me confundí.

—¡Camil! Aquí estás —me dice Luigi saliendo del ascensor que debí tomar.

—Lo siento no sabía que ese no lo debíamos tomar.

—Ya no te preocupes —nos dirigimos a nuestra área de trabajo.

Al llegar me coloco en el lugar que me asignaron, y espero cual es mi tarea de hoy, ya que ayer solo fue como una introducción a lo que se dedica este departamento.

—Buenos días —saluda Alissa, la jefa de esta área. —El grupo A seguirá trabajando en la cuenta de corporación EDER Industries, grupo B espero que ya tenga el informe preparado para que él senior Will lo revise a profundidad, y por último el grupo C empezará a trabajar en la cuenta de COVAD y asociados. —me mira. —Lo olvidaba Luigi se integrará al grupo C y Camil al grupo A. Creo que ya estamos completos así que a trabajar.

Asiento emocionada, tengo mucha ilusión de empezar a conocer más de esta área. Me acerco al grupo A quienes van a empezar.

—Camil ¿verdad? Soy Kevin, soy el senior de este grupo y el encargado.

—Mucho gusto —digo estrechando su mano.

—Quiero que revises este modelo financiero —asiento. —y me saques unas estadísticas, Marla dale lo que necesite y si necesitas ayuda pídela con confianza.

—De acuerdo señor.

—Nada de señor de acuerdo, tengo veintiocho y me haces sentir viejo —sonrió.

—Ven novata, Alissa no espera.

Tomo lo que me dio Kevin y sigo a Marla, tomó asiento en mi área que me fue asignada y empiezo hacer las estadísticas.

Media hora después siento que algo no cuadra en los números. Y ese pensamiento que siempre nos recita el profesor de economía me viene a la mente. “Los números cuentan historias. En su silencio, los cálculos pueden revelar verdades o esconder errores costosos”. Reviso por quinta vez, el modelo financiero que Kevin me entrego.

Hay algo mal, lo sé. Pero no se que es. Los números están perfectamente alineados, las fórmulas cuidadosamente estructuradas, pero mi instinto me grita que algo no cuadra. Reviso mi pantalla, buscando la raíz del problema.

¡Y ahí estaba!

Una celda mal referenciada en el análisis de sensibilidad. No es algo pequeño; el error infla las proyecciones en millones de dólares. Me quedo mirando la pantalla, sintiendo una mezcla de satisfacción y miedo. Este modelo es crucial para la propuesta de EDER Industrias, por lo que he escuchado es un trato que podría definir el futuro de Zenith Capital Partners.

Tomó aire y giró hacia donde estaba Kevin, el analista senior. Tal vez no tome esto bien, pero no puedo quedarme callada.

Me acerco con mi libreta en mano, los cálculos los he anotado claramente.

—Kevin, hay algo que no encaja en el modelo. Creo que encontré un error en la celda de proyección del flujo de efectivo —Él levanta la vista de su computadora, claramente molesto por la interrupción.

—¿Un error? Imposible. He hecho este tipo de análisis cientos de veces. Revisa de nuevo, seguramente no estás entendiendo algo —me dice volviendo su mirada al monitor.

—Las revisé más de tres veces. La celda está mal referenciada, y eso está inflando el VPN en un 15%. Aquí están las fórmulas si quieres verificarlas.

Siento la mirada de otros compañeros clavada en nosotros. Mis manos tiemblan un poco, pero me obligo a mantener la voz firme. No puedo permitirme dudar. Se que soy solo una pasante pero vine a ganarme un puesto o al menos tener una buena referencia.

El sonido de unos tacones acercándose me hace girar, es Alissa, con un gesto de impaciencia.

—¿Qué está pasando? —pregunta.

Respiro hondo y extiendo mi libreta hacia ella.

—Detecté un error en el modelo de flujo de efectivo. Si no corregimos esta fórmula, la proyección está sobrestimando el retorno de inversión en un 15%. —formuló mi preocupación.

Alisa frunce el ceño mientras revisa los cálculos. Kevin, se para a su lado y cruza los brazos, visiblemente incómodo.

—Es un detalle menor. No afectará el resultado final del análisis —argumenta.

Mi paciencia flaquea, no me gustan los errores y menos en este aspecto.

—No es un detalle menor. Ese 15% equivale a millones. Si presentamos este modelo al cliente, podríamos comprometer la viabilidad del trato y la reputación de Zenith —me atrevo a decirle haciéndole ver el error.

—Ajusta el modelo y entrégamelo en una hora. Asegúrate de que esté listo para la reunión con los socios —Alissa me mira y me entrega la libreta.

Asentí rápidamente, sintiendo una mezcla de alivio y presión. No solo tenía que arreglar el modelo; ahora tenía que demostrar que mi trabajo estaba a la altura de este departamento.

—Bien hecho genio, has dejado a Kevin como un zopenco —me dice Marla.

—No ha sido mi intención, cualquiera que hubiera revisado esto se hubiera dado cuenta.

De vuelta en mi escritorio, mis dedos volaban sobre el teclado. Cada número, cada fórmula, debía ser perfecta. Sentía la mirada de Kevin desde el otro lado de la sala, pero no tenía tiempo para preocuparme por eso.

Mi objetivo es terminar, así que me centro tanto que no me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor, pero de pronto escuchó una voz vibrante y autoritaria que hace que mi cuerpo se erice, pero lo ignoro.

Finalmente, después de lo que parecieron años, terminé el modelo. Lo imprimí y me levanté para ir con Alissa.

—Señorita Alisa, ya lo… —levantó la mirada y paró de hablar al ver al hombre del elevador. —Disculpe yo no… —al ver como me mira detengo mis palabras.

Que imprudente soy, me siento avergonzada. Alissa me presenta al igual que lo presenta a él.

Lo miro detenidamente, no sé pero hay algo en él que me parece familiar, algo en él coinciden con los recuerdos vagos qué tengo de ese hombre.




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