El Hijo del Magnate

CAPÍTULO VIII. ¿SERÁ ÉL?

CAMIL.

Aun no puedo dejar de pensar en ese hombre, en mi jefe, el señor Gabriel Jaems. Es que su complexión física es casi igual al hombre de esa noche. Dos hombres no pueden tener el mismo físico o sí.

—Camil en que piensas. Tienes miedo de ir a la cita —niego. —¿Qué es?

—No es nada Elsie. Estoy cansada, voy a descansar.

—Está bien.

Aun no estoy segura de que sea él, necesito algo que me de la certeza que es él. Aunque no se que haría o qué le diría, y tampoco estoy preparada para lo que dirá él, tal vez diga o piense que solo estoy buscando algo de él.

» —Ya basta Camil suficiente. Me digo mentalmente.

Ha sido tanto que todo me ha tomado de sorpresa, no se como será mi relación laboral con Kevin y Marla de ahora en adelante. Trato de eliminar todos esos pensamientos de mi mente. Y trato de descansar.

Llegó a la clínica después de una jornada tranquila. Miro el pasillo, no sé, pero nunca un pasillo se me había hecho tan largo como los de esta clínica. Estoy nerviosa, tengo miedo. Respiro profundamente y me preparo para lo que viene.

Después de todo la cita no estuvo mal, solo fueron preguntas rutinarias y ya, pero aún no se que voy hacer.

Ya hoy es un nuevo día y hoy Alissa me había informado que el señor Gabriel quería hablar conmigo. O sea Gabriel Jaems, el magnate había pedido hablar específicamente conmigo, después de lo que pasó hace unos días en la presentación de la cuenta de EDER Industries, y esto para mi es muy raro.

Y la verdad estoy mucho más nerviosa y ansiosa, mucho más de lo que me sentía en la clínica, es que ese hombre tiene un magnetismo inquietante y perturbador.

Toco la puerta de su oficina, siento un nudo en el estómago. No es solo nerviosismo laboral; es que hay algo en él que me sigue inquietando, algo que desde nuestro primer encuentro me resulta inquietantemente familiar. Su voz, su porte, incluso su forma de mirarme... Es como si lo conociera de otra parte. No sé, pero esa sensación no se me quita.

Entro despacio, él está sentado, revisando unos documentos. Apenas levanta la mirada y me hace un gesto para que tome asiento.

—Camil, hiciste un buen trabajo en el caso de EDER Industries. Alissa y yo estamos de acuerdo en que tienes potencial —dice separando su mirada de los documentos.

Mis mejillas se calientan, pero intento mantenerme profesional.

—Gracias, señor Jeams. Estoy agradecida por la oportunidad —digo con voz nerviosa.

Cierra la carpeta frente a él y me observa por un momento que parece eterno.

—No tienes porque. Quiero asignarte a un nuevo proyecto. Es un cliente importante, y necesitaré a alguien con buen ojo para los detalles. Trabajarás directamente con Alissa y conmigo. Puedes considerarlo como una prueba —El nudo en mi estómago se aprieta.

¿Trabajar directamente con él? ¿Por qué yo?

—¿Puedo preguntar por qué me eligió, señor Jeams? —Su expresión es neutral, pero hay algo en su mirada que parece escanearme.

—Tienes un instinto natural. Y quiero ver cómo manejas la presión en un proyecto de alto nivel. ¿Hay algún problema? —Niego rápidamente, aunque mi mente está en un caos.

—No señor, y se lo agradezco mucho.

—Te lo has ganado —asiento y sonrió.

Me da algunas directrices antes que me retire, salgo de su oficina, intentó calmar mis pensamientos. Pero las piezas comienzan a encajar, como un rompecabezas que no quiero ver.

» —Gabriel … Algo en su voz me lleva de vuelta a esa noche en el club. Esa voz grave y segura que me había impuesto pronunciar su nombre en la oscuridad. No quiero creerlo, pero las coincidencias son demasiadas.

Me detengo en uno de los pasillos vacíos, apoyándome en la pared mientras mi respiración se acelera.

—No puede ser él. ¿Qué posibilidades hay? Pero… si lo es, entonces él… él es el padre de este bebé.

La posibilidad me golpea como un tren y esta es la parte donde no quería llegar. ¿Qué debo hacer? ¿Confrontarlo? ¿Hacer preguntas indirectas? ¿Quedarme callada y fingir que nada está pasando? ¿Qué hago? Las coincidencias son demasiadas, además del nombre…

Llevo una mano a mi pecho. Niego ante esta revelación, no podría ser él, es que todo se conecta, solo debo tener una pista más, algo más que me revele que sí es él.

Al día siguiente, Gabriel había convocado una reunión con el equipo que manejaría la nueva cuenta. En la sala de juntas, Alissa ya estaba sentada, junto con otros dos analistas. Al tomar asiento, siento las miradas de todos sobre mí. Especialmente la de Kevin y Marla.

Él señor Gabriel llega puntual, portando la misma aura de autoridad y seguridad que siempre lo rodea.

—Gracias a todos por estar aquí. Este es un proyecto de alta prioridad. Estamos manejando la adquisición de Langston Holdings, una firma tecnológica con alto potencial de crecimiento. Necesitamos un análisis exhaustivo, proyecciones claras y, por supuesto, discreción absoluta —indica iniciando la reunión.

Hace una pausa y luego, para mi sorpresa, se dirige directamente a mí.

—Camil, trabajarás en el modelo financiero preliminar. Quiero que enfoques tus cálculos en escenarios de alto riesgo. Alissa te guiará con las proyecciones estratégicas —Sentí las miradas de los demás sobre mí, pero asentí rápidamente.

—Entendido, señor Jaems.

Kevin y Marla, están sentados al otro lado de la mesa, Marla bufa apenas audible. Pero al parecer Gabriel lo nota.

—¿Algo que añadir, Kevin y Marla?

Ambos niegan con una sonrisa forzada.

—Nada, señor. Solo espero que todos estén a la altura de la tarea —contesta Kevin.

Durante los días siguientes, me sumergí en el trabajo. Intenté ignorar las sospechas que me rondaban sobre Gabriel y decidí concentrarme en las proyecciones. Pero claro que no todo podía ser normal. Las náuseas eran más frecuentes, el peso del secreto de mi embarazo me hacía sentir como si estuviera caminando sobre hielo delgado.




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