El Legado de las Sombras

Capítulo 20: El Resurgimiento del Pasado

La mansión Devereaux estaba inmersa en un silencio inquietante, solo interrumpido por el ocasional crujido de las maderas y el leve zumbido del viento. El cuerpo de la niña Eliza había sido colocado cuidadosamente en una habitación privada, y Emily, John y Sophie estaban en el gran salón, intentando comprender la magnitud de su descubrimiento. La tormenta había pasado, pero el aire en la mansión estaba cargado de una tensión palpable.

El colgante dorado con la inscripción antigua descansaba sobre una mesa en el centro de la habitación, bajo la atenta mirada de la familia. Los libros y textos antiguos que habían reunido estaban esparcidos por la mesa, y una atmósfera de profunda concentración llenaba el espacio mientras la familia trabajaba para descifrar los secretos que habían descubierto.

—No entiendo por qué esta niña estaba enterrada en nuestro patio —dijo Emily, su voz llena de preocupación—. ¿Qué conexión puede tener con lo que hemos enfrentado?

Sophie, con la vista fija en el colgante, intentaba descifrar la inscripción. La figura de la niña y la simbología en el colgante parecían tener una conexión más profunda con la oscuridad que habían enfrentado. —El colgante parece estar relacionado con una forma antigua de rituales de invocación —explicó Sophie—. La inscripción es una invocación o una protección contra una entidad oscura. Tal vez Eliza era parte de un ritual que salió mal.

John asintió, sumido en sus pensamientos. —Si Eliza era parte de un ritual, entonces tal vez su muerte y el hecho de que su cuerpo haya estado enterrado aquí están relacionados con la historia de la mansión y la Sombra de la Eternidad. La conexión entre ellos podría darnos respuestas sobre cómo enfrentar de manera definitiva el mal que persiste en la mansión.

Mientras la familia debatía y buscaba respuestas, una sombra pasajera se movió en el umbral de la puerta. Era un espectro difuso y casi transparente que, a pesar de su apariencia etérea, emitía una presencia que parecía familiar y reconfortante. Aunque no era tan fuerte ni tan definido como el Prior Gregory, su energía era innegablemente benevolente.

—No podéis estar aquí —dijo el espectro con una voz suave y melancólica—. Mi nombre es Elizabeth, la madre de Eliza. He estado atrapada en este lugar durante mucho tiempo, intentando proteger a mi hija y buscar una forma de liberarla.

Emily se levantó de un salto, su corazón latiendo con fuerza. —¿Eres la madre de Eliza? ¿Qué está pasando aquí?

Elizabeth, el espectro, asintió lentamente. —Mi familia y yo estuvimos involucrados en un antiguo ritual destinado a invocar y controlar entidades oscuras. El ritual fue diseñado para protegernos de una amenaza inminente, pero salió terriblemente mal. Mi hija Eliza fue sacrificada en el proceso, y yo he quedado atrapada aquí, en un intento desesperado por proteger su espíritu y encontrar una forma de liberarla.

—¿Cómo podemos ayudarte? —preguntó John, con un tono decidido—. Sabemos que la Sombra de la Eternidad ha sido derrotada, pero esto parece ser una parte crucial de la historia.

Elizabeth suspiró, su forma titilando con tristeza. —El ritual fue diseñado para sellar una entidad maligna, pero el sacrificio de Eliza resultó en un vínculo entre el mundo de los vivos y el de los muertos. El colgante es la clave. Si podemos realizar el ritual de liberación que está inscrito en él, podremos romper el vínculo y liberar tanto a mi hija como a mí.

Sophie, revisando el colgante, asintió. —El ritual parece ser un proceso complejo que requiere ciertos elementos y condiciones específicas. Debemos realizarlo en el lugar donde se realizó el ritual original, que según las inscripciones, está en la cripta subterránea de la mansión.

Con la nueva información, la familia Devereaux se preparó para el ritual de liberación. Se dirigieron a la cripta subterránea, un lugar que había estado cerrado durante mucho tiempo, y comenzaron a limpiar el polvo y el escombro que se había acumulado con los años. El ambiente en la cripta era frío y húmedo, con una sensación de opresión que parecía aumentar con cada paso.

Elizabeth los guió a través de la cripta, señalando un altar antiguo cubierto de runas y símbolos arcanos. El lugar estaba en ruinas, pero la presencia de un antiguo círculo mágico en el suelo indicaba el sitio donde se había realizado el ritual original.

La familia colocó el colgante en el altar y comenzó a preparar los elementos necesarios para el ritual de liberación, siguiendo las instrucciones del espectro. La atmósfera en la cripta se volvió cada vez más tensa, y la energía mágica parecía aumentar con cada paso. Emily recitaba las palabras del ritual, mientras John y Sophie realizaban los movimientos necesarios para activar el círculo mágico.

Mientras avanzaban en el ritual, la cripta comenzó a temblar ligeramente, como si la energía acumulada estuviera tratando de liberarse. Elizabeth, el espectro, se movía alrededor del altar, su forma fluctuando con una intensidad creciente. La sensación de liberación y esperanza llenó el aire, mezclándose con una profunda tristeza.

De repente, el colgante comenzó a brillar con una luz intensa, y un haz de luz dorada emergió del altar, envolviendo a Elizabeth y al cuerpo de Eliza en un resplandor cálido. El ritual estaba funcionando. La energía oscura que había mantenido a Elizabeth y Eliza atrapadas comenzó a disolverse, y la atmósfera en la cripta se volvió más ligera.

Elizabeth, con una expresión de paz y gratitud, se acercó a Eliza, que parecía despertar de un sueño inquieto. Las dos figuras espectrales se abrazaron, y una sensación de alivio y liberación llenó el lugar. La luz dorada envolvió a ambas figuras, y sus presencias comenzaron a desvanecerse lentamente.

—Gracias... —dijo Elizabeth, con una voz que se desvanecía—. Gracias por liberarnos. Ahora, podemos finalmente descansar en paz.

Con el ritual completado, la cripta comenzó a calmarse, y la energía oscura que había estado presente se disipó. Emily, John y Sophie, aunque exhaustos, sintieron un profundo sentido de logro y alivio. La mansión, aunque aún cargada de historia y misterio, parecía haber encontrado una nueva calma.




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