PRIMERAS CASUALIDADES

- 5 años atrás -

Estaba llegando tarde... Otra vez.

Lamentablemente se había vuelto una muy desagradable rutina, pero no había podido evitarlo, trabajar a las seis de la mañana fue una de las peores decisiones que había tomado en mi vida, justo por debajo de decidir estudiar y trabajar al mismo tiempo.

Tomar decisiones cuando me encontraba con un subidón de optimismo era un GRAVE error.

Me encontraba abriendo la cafetería media hora tarde ... como siempre.

Comencé a bajar las pocas sillas que se encontraban encima de las mesas para luego proceder a limpiarlas un poco. Esto de tener que trabajar tan temprano por la mañana no era tan malo, aprovechabas más las horas del día, pero las madrugadas que tenía que realizar no eran tan emocionantes como pensé, pero al menos valía la pena.

Al mismo tiempo en el que me agachaba para recoger el trapo con el que estaba limpiando la mesa, escuché la campanilla del lugar que anunciaba los primeros clientes. Intenté salir lo más rápido posible y terminé golpeandome la cabeza con la mesa.

- Eso debe de haber dolido.

- Como no tienes idea - reí, me levanté con lentitud mientras me sobaba la parte lastimada - Buen día, bienvenido a café ... - no pude terminar las palabras, el dolor aumentó tanto que se me hizo incapaz continuar hablando.

Sin mirar aún al nuevo cliente, y como conocía el lugar bastante a la perfección, me acerqué a la barra para poder atenderle como es debido; al encontrarme allí lo miré por un segundo y recordé que no llevaba puesto el mandil del local. Le hice una seña con el dedo y me giré a colocarmelo lo más rápido posible.

Y como me gustaba hacer dos cosas al mismo tiempo, le dije - ¿Qué deseas ordenar?

- ¿Qué me recomiendas?

- Pues café - respondí con gracia justo cuando me giraba a mirarl. ¿A qué vas a una cafetería a las seis de la mañana un poco más si no es por café?

- No me gusta el café - respondió y por fin lo miré.

Era alto; bastante realmente, aunque para mi ser todo el mundo era alto. Llevaba puesto un traje guinda que le quedaba bien, y unos lentes de sol oscuros. Lentes de sol oscuros... en pleno invierno.

- Mmmmm.... - miré la lista de bebidas del lugar que se encontraban detras de mi y alcé un poco la mirada - Podrías tomar un jugo de maracuyá, es bastante refrescante - sonreí - cuando es verano.

Sonrió, supongo que había entendido a lo que me refería - Dame uno por favor - era guapo, no podía negarlo, y eso que aún no le había visto bien la cara por los lentes - Y ....

- Si deseas otra recomendación, podrías probar el croissant brioche, son muy buenos - comenté - y bastante baratos.

- ¿No deberías intentar vender los productos más caros? - preguntó con una rara curiosidad.

- No me pagan más por vender los más caros - reí - Tu pediste una recomendación y yo te la he ofrecido.

- No te pedí una con respecto a que comer.

- Pues no comas nada - sonreí.

La campanilla volvió a sonar.

- Dame dos por favor - respondió. Le hice un "OK" con la mano y comencé a preprarle el pedido.

- ¡Buenos días, Bea! - la voz demasiado alta de July se hizo presente - Buenos días querido primer cliente del día.

July era de las típicas dependientas que si no le decías "Buenos días" "Buenas tardes" antes de ralizar tu pedido no te atendía. Lo único que obtenías era una sonrisa demasiado practicada y una mirada fija.

La educación iba por delante de todo y yo le daba la razón.

- Buenos días, July - respondí aún de espaldas a ella.

- He dicho BUENOS DÏAS YA NO QUERIDO PRIMER CLIENTE DEL DÍA - su voz sonó mucho más cerca a mí.

- Buenos días - respondió por fin el querido primer cliente del día.

Me giré con el pedido del muchacho - Disfrute su desayuno, querido primer cliente del día.

- Muchas gracias, Bea.

Me sorprendí por la confianza de decir mi nonbre, pero sonreí porque era el querido primer cliente del día, y estaba segura que no iba a volver a verlo.